25.9.06

26 DE SEPTIEMBRE. PAREJA DE HECHO



26 de Septiembre. Abres tu almanaque y allí están ellos, dos santos en pareja: Cosme y Damián. En días como hoy piensas que eso de las parejas de hecho no es nuevo en Sevilla: Justa y Rufina, Isidoro y Leandro, Hermenegildo y Leovigildo. Con estos personajes no pasa como con Epi y Blas, que una era gordo y otro delgado. Pues no: éstos eran iguales, nada menos que gemelos, que tanto monta, monta tanto...
Parejas aparte, hoy irás al convento de Santa Paula, que para eso está tu almanaque. Pasarás una primera puerta de ladrillo y llegarás al portalón más hermoso de tu ciudad: ladrillos y azulejos; el Gótico, el Mudéjar y el Renacimiento. Y allí estarán ellos en un tondo de cerámica con la marca de Pedro Millán. Medio milenio de historia te contemplará. Cerrarás los ojos y la voz de un viejo fantasma te recordará su historia.
Cosme y Damián. Eran unos gemelos que habían nacido en Arabia, allá por el siglo III. El viejo fantasma te recordará que se dedicaron a la medicina y que nunca cobraban a los pobres. Su única petición era la de explicar durantes unos minutos el Evangelio a sus pacientes. Eran otra época. Gratis y sin prisas... Hoy no tendrían tiempo y menos en la Seguridad Social...
Pero Cosme y Damián no cayeron bien al gobernador de Cilicia, que les pidió que dejaran de predicar. Ellos no lo hicieron. Y el viejo fantasma de Santa Paula te contará que el gobernador los encarceló y los arrojó al mar. Una ola los devolvió a tierra. Los mandaron quemar vivos pero las llamas se volvieron contra sus verdugos. Con voz lejana, el fantasma de Santa Paula te recordará que finalmente les cortaron la cabeza y que su sangre se derramó, en pleno siglo III, por defender el Evangelio de Jesús. Pronto su tumba se convirtió en un lugar milagroso, un lugar donde se sanaban las enfermedades.
Eso te seguirá contando ese lejano fantasma de Santa Paula y a ti te sonará un poco a cuento, a una batallita del Cid ganada después de su muerte... Pero mirando la portada volverás a la realidad. Cosme y Damián tienen templo en Estambul y basílica en Roma, pero tú te quedas con su cerámica sevillana de Santa Paula. Allí están en vivos colores curando a un enfermo. No hay un marco más bello ni un silencio más profundo. Sólo a lo lejos oirás los susurros de un viejo fantasma del convento. Los susurros del viejo Pedro, aquel portero que mezclaba latines, quejas, sonrisas, mitologías, historias y leyendas, te esperan en Santa Paula. En días como hoy te susurrará la vieja historia de San Cosme y San Damián, los dos médicos que siguieron las palabras del Maestro: “lo que habéis recibido gratis, dadlo también gratuitamente....”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una sugerencia: Pedro, el antiguo portero de Santa Paula, el fantasma que sigue contando esas historias, merece un artículo.