28.3.14

INSTANTE



Foto: Fran Silva

- ¿Y usted cree en Dios?

- En algunos momentos del día…

Recordó la conversación en la intimidad de la recargada capilla de plata vieja y reliquias de otro tiempo. Algún momento. Le habían dicho que la vida era una semana y estaba dispuesto a vivirla, aunque se condensara en un día, una hora, unos minutos, un segundo, un instante. Entre los restos; polvo, ceniza, corrupción, gusanos; de hombres de otro tiempo, no digáis los nombres que los nombres se olvidan, creyó escuchar las palabras del jesuita que escoltaba al mismo Dios: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? E imaginó la incomprensible eternidad que le explicaban los teólogos para explicar la gloria. Craso error que enmendó un instante. Dios no podía ser lo inabarcable sino lo cercano. La Belleza como medio, pero también como fin. La respiración contenida pero no la asfixia. La mansedumbre pero  no la entrega. El abrazo a la madera de sus males y de  los de toda una humanidad, pero no la carga pesada. La emoción profunda que obliga a bajar la mirada, a contener la respiración, a clamar por el amor. A sus pies comprendió al que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Al que no pasa jamás, pero pasa en un instante. Al que sobrevivirá a la plata cansada por el tiempo, a las glorias terrenas y a las vanidades vestidas de terciopelo y oro. A sus pies, instante eterno de la levedad de una pisada y una mirada, entendió las palabras del Evangelio: Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Al infierno con los teólogos. Dante tenía razón: No puede comprender la pasión quien no la experimenta.

Le había bastado un instante: la Semana Santa, la vida, la existencia… o es Pasión, o no es nada. 

ABC de Sevilla, 27 marzo 2014

23.3.14

SELFIE



Foto Antonio Sánchez Carrasco

Pides perdón por emplear una palabra nada pregonable: no rima con Sevilla, ni con pena, ni con azucena. Vocablo poco musical, poco cofrade y poco sevillano. O sí. La palabrita de marras hace referencia a la autofoto realizada con móvil, a la pose con la mejor cara, al retrato colectivo que se difunde para mostrar que estuviste y viviste un momento único, irrepetible y sublime sin estrella. Eso pensaron unos actores en la entrega de los Óscar mientras se hacían la foto más repetida de la historia. Lo llaman selfie. Narcicismo en estado puro. Un anglicismo muy cofrade y muy sevillano. Para selfie de calidad una buena foto de junta de gobierno, con la mejor de las poses, con más bombo que la trasera de una banda actual. Mirada a la cámara, de frente o de perfil, que más buenos mozos no caben. Y alguna moza, de cuota. Más. Autofoto junto al Sagrado Titular y me olvido de si se le besa la mano o el pie. Foto de grupo con el costal o con la túnica, con el traje gris marengo, él único que tengo, o con el blazier, que no lo compré ayer. Apretura para salir en la foto de grupo en la presentación de las pastas del pregón de la comunidad. Brazos por el hombro, mirada a la cámara y contracción estomacal en la presentación de la candidatura alternativa. Fotos ante mi cartel, ante mi túnica, con mi tertulia, en mi balcón, bajo la parihuela, con la primera torrija, con el primer azahar, con el primer dolor de pies… Hagámonos una foto tal, que los que la vieren nos tomaren por locos. O por sevillanos. Siempre tan a gustito. Eso debieron pensar los Apóstoles que, llegas a imaginarlo, algún día se bajarán del retablo del Salvador para hacerse una foto. Nada nuevo bajo el Sol. Ya verás los codazos.

ABC de Sevilla, 20 Marzo 2014

8.3.14

DIVINIDAD

(Foto: José Antonio Zamora)

Núñez de Herrera le había hablado de la simpatía y terapéutica de la Divinidad. Dios era en Sevilla la suprema simpatía. Siempre comulgó con aquellas revolucionarias palabras propias de un republicano libre de antagonismos hispánicos. Por eso, creyó que creía, buscaba la trascendencia divina en cualquier canal, se pulsaba el botón y Dios aparecía en las frecuencias más inverosímiles: un detalle de Zamora o de Burgos, un contraluz de Sánchez Carrasco, una letra de Robles, un azul de Barrera, un trazo de Suárez, una sombra de Comas, un tambor Pelao, un Caro verso, una imagen de la tele con el nombre de la ciudad o mil y una miradas tan anónimas como las anteriores. No importaba el canal. O sí. Tocó el mando y se sorprendió al descubrir a dos hermanos tirándose de los pelos por conseguir La casa hermandad de sus sueños. No dio crédito a sus ojos cuando en Callejeros contempló rodeos de cortejos y caprichosos itinerarios. Por aquí paso yo. Paseos interminables a pie de calle de amanerados hermanos que formaban parte de Tu estilo a juicio y que, delante de imágenes vestidas para la mejor ocasión, se convertían en cruel jurado de compañía de El vestido de tu boda: le sobra aquí, la tela la hace gorda, no le sienta bien, se ve que es de familia pobre, no han invertido en velas y flores de una supertarta de boda. Todavía se topó a un pregonerito infantil intentando ganar cupcake maniacs con versos almibarados, a dos supuestos delegados reformacasas que sólo veían los fallos en las casas de los demás y hasta algún telepredicador nocturno. Definitivamente, la fe en evolución de Chaves Nogales ahora cambiaba de canal. La Semana Santa se había instalado en el Canal Divinity.

ABC Sevilla, 6 marzo 2014