17.7.14

JUSTA Y RUFINA



El tópico más recurrente de la ciudad es el de las dualidades, Sevilla o Betis, Macarena o Triana, Belmonte o Joselito. Tan falso como la falsa moneda de la copla. Sin necesidad de elección están las parejas míticas de la ciudad, la de Hércules con Julio César, la de Isidoro con Leandro o la de dos hermanas que pueden alardear de tener sus retratos repartidos por todos los rincones de la ciudad. No son modelos, ni actrices, ni llegan a la categoría de famosillas...No las conoce tu vecina, ni salen en la prensa rosa, ni venden exclusivas, ni se habla de ellas en la peluquería. Cargan con nombres raros: Justa y Rufina. Patronas de una ciudad con un patrón y con innumerable patronazgos.
Fueron retratadas por los mejores: Esquivel, Velázquez, Murillo, Domingo Martínez, Espinal... Hasta el mismo Francisco de Goya las pintó para la Catedral. Duque Cornejo las llevó a la madera, primero para una capilla con nombre de poeta en el Salvador y luego para un rincón de la Catedral, y hasta se pasean cada jueves de Corpus. No creían en las procesiones y acabaron condenadas al tantálico suplicio anual…
Siempre aparecen igual. Una junto a otra y la Giralda en medio, que tanto monta, monta tanto. Ni Amalio el pintor tuvo tan buena visión de la Turris Fortíssima como ellas. Nunca sabemos cuál es cada una, y suelen tener algún cacharro de cerámica que nos recuerda su historia y su leyenda. Siglo III. Alfareras y de Triana. Tópico para la marca Sevilla. Según sus biógrafos, no autorizados por supuesto, eran fervientes cristianas en una época de romanos paganos sin armaos con plumas y sedas rosas. Un día de verano, ya es difícil una cofradía veraniega, ante una procesión con la diosa Salambó se negaron a su adoración, algunos dicen que llegaron a romper la imagen de la diosa. Imagínate a las hermanas en nuestros días... Dos iconoclastas que acabaron juzgadas por Diogeniano, el gobernador de la Bética, y enviadas a prisión. Cuentan que su cárcel está bajo la actual iglesia de la Trinidad y que allí fueron brutalmente martirizadas, aunque ellas soportaron todas las torturas, que ni los leones se atrevieron a tocarlas. Justa murió el 17 de julio y su cuerpo se arrojó a un campo hoy ocupado por una estación de tren con su nombre. Sobre su cuerpo martirizado corren diariamente los ejecutivos para no perder el AVE. Rufina tardó algunos días en morir, siendo arrojado sus restos a lo que llamaron Campo de los Mártires.
A Justa y a Rufina las hicieron santas. Patronas con calle en el viejo arenal. Sostén de la Giralda en terremotos. Emblemas de nombre raro en todos los rincones. Olvidadas en ellos: Jennifer, Vanessa y Joanna las han sustituido.