23.9.15

VENUS



Por los céfiros lascivos empujada

veríais la diosa que del mar salía

exprimiendo cabellera remojada

mientras otra mano el pecho la cubría.


Con los ojos cerrados puedo recorrer la curva infinita de tu cuerpo, la interrogación eterna de tus caderas, la pérdida consciente que lleva a la inconsciencia de tus pechos, la condena eterna del ascenso al monte de Venus en la Venus, del Amor en la que es solo amor, de la belleza en la que es diosa de espumas y mares sin horizontes alcanzables.
Con los ojos cerrados, la boca callada y los oídos tapados puedo recordar tu historia, tu nacimiento de la espuma de un mar de mármol en tiempos de un Emperador de pueblo, de la Itálica de Santiponce, dos siglos después del Cristo que todavía carga con la cruz cada Cuaresma por las gradas del anfiteatro donde tantos de sus seguidores murieron desangrados. Flor de loto, delfín y espuma del mar. Allí cayeron los testículos de Urano, cortados con violencia por Cronos, el Dios del tiempo; allí naciste como doncella adulta, como Venus o como Afrodita, como diosa del Amor y de la belleza, como hija lejana de la madre tierra o hija forzosa del Dios del tiempo, ese manto invisible que eternamente te hace disfrutar de la eternidad de los dioses.
Con los ojos cerrados puedo sentir la frialdad del mármol de tu piel, puedo tocar sin manos y notar el calor de tus días en el teatro de Itálica y el frío de tus años de abandono sumergida bajo la tierra donde habita el olvido, el polvo, la destrucción, la ruina, el mustio collado, la Itálica famosa, el olvido… Siglos hundida en tierras que fueron cantera de grandes palacios. Siglos olvidada, con lo que fuiste: diosa y amante, idea y realidad, amor y deseo. Una escultura de mármol que en el suelo de una casa cualquiera sólo enseñaba un trozo de su hombro al exterior, un trozo de piedra usado como cascanueces por sus habitantes, triste metáfora de una ciudad y un tiempo sin juguetes ni cuentos de hadas, el de aquel año 1940 en que te descubrieron y sacaron a la luz: tantos siglos después salías a la luz, una simple piedra que volvía a un lugar privilegiado, a un museo, entre emperadores y diosas de tu porte, entre restos de los que te precedieron y de los que te sucedieron. Allí sigues. Con tus ojos y tu boca cerrada, con tus brazos olvidados y todo tu rostro oculto en algún rincón de la madre tierra que fue tu abuela Gea. Venus salida del mar. Roma triunfante. Diosa del Amor que todo lo vence. Hija obligada de un Tiempo que se hizo belleza…
Con los ojos cerrados que tú no tienes puedo sentir tu principio pero nunca podré abarcar tu fin. Otra metáfora de la eternidad de algunas vidas. Vida que da vida. Alguien debería labrar en tu pedestal las palabras eternas del poeta: Sé donde la vida empieza, no donde la vida acaba…

9.9.15

EVA



Dijo luego Yahvé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Ésta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.»
Dijeron  los canónigos “Hágamos una Catedral que nos tengan por locos”. Y por locos los tuvieron. Y hagamos un retablo que imite a los cielos de la ciudad. Desde 1481 hasta 1564. No digáis las fechas, que las fechas se olvidan. A punto de terminar la magna creación llegaba el encargo a Juan Bautista Vázquez el Viejo: faltaba Eva en el retablo mayor. Y Eva fue creada en maderas polícromas que anticipaban los futuros esplendores de la ciudad. Eva desnuda, como la verdad. Eva y Adán con recuerdos italianos de Miguel Ángel. Eva lasciva mordiendo la manzana del pecado original, la que acabaría mordiendo un dragón a los pies de la muerte que fue superada por la Muerte. Nobleza de Eva a la altura de los ojos de los canónigos, los que se apoyaban en misericordias para sus partes menos nobles. Eva al desnudo, rubia como Bette Davis, con toda la historia de la salvación a sus espaldas, atlante del mayor retablo que vieron los siglos, coronada en Gótico y cobijada en Renacimiento.  Eva creada por ciento cuarenta y seis ducados que cobró el escultor castellano y policromada por un Antón Pérez que añadió alguna propina más a su pecado. Eva génesis de una ciudad de locos que muerden manzanas envueltas en caramelo con el rojo de la pasión. Pasión en Sevilla en un banco de la Catedral. La teoría y la realidad del Génesis de Núñez de Herrera. “¿El Génesis? Habladles de eso y veréis que cara os ponen los armaos de la Macarena. ¿El Génesis? No interesa. Más que la salida del mundo, maduro de la entraña del caos, importa la salida de la Virgen de la Amargura por el estrecho marco de su iglesia. La puerta no deja al paso más de una holgura lateral de dos centímetros. Dios hizo el mundo en seis días. Pero esto es mucho más serio. El capataz de los costaleros, Dios máximo de esta escuadra de comunistas, no usa barba ni se toca con un triángulo isósceles, pero ahora mismo es más interesante que Jehová.
Jehová dijo: Fiat lux.
Y el capataz: ¡A esta es!
Mucho más sencillo.”
Que se lo digan a Eva. Una mujer desnuda.  Lleva cinco siglos mordiendo una manzana. Sólo la contemplan los canónigos de una Catedral de los locos…