6.4.08

10 CLAVES DE FERIA




1. Precedentes. La palabra feria no siempre significó lo mismo. El origen de las ferias sevillanas estuvo en una concesión de Alfonso X del año 1252 que reproducía Ortiz de Zúñiga:
“a 18 del mismo mes concedió dos ferias francas. La primera quince días antes o después de la Cinquesma, que es la Pascua del Espíritu Santo, y la otra quince días antes o después de San Miguel; y otra parece que concedió después desde el día 15 de Agosto de la Asunción de Nuestra Señora por toda la Octava”. La primera fundación de las ferias de Sevilla en pleno siglo XIII, abarcaría una feria primaveral, otra en torno a fines de septiembre y una tercera de corta vida en los días centrales de Agosto. Ferias entendidas siempre con carácter ganadero.
Ortiz de Zúñiga nos cuenta que en 1432 “cesó una que se hacía en el Patio de los Naranjos desde el día de Nuestra Señora de Agosto, que es la Fiesta de la Asunción y toda su octava”. Una feria en pleno centro de la ciudad que tuvo escasa vida. Ferias comerciales cuyas huellas quizás podríamos hoy seguir en el tradicional mercadillo del Jueves de la calle Feria.
2. Orígenes. El siglo XIX aportará la definitiva ubicación de la feria de Abril. 25 de Agosto de 1846. Don José María Ibarra y don Narciso Bonaplata solicitaban al Ayuntamiento la concesión de una feria ganadera en Abril con una argumentación económica: “la Agricultura, el más sólido ramo de riqueza de una nación, va decayendo en nuestra ciudad de un modo que aflige a todo amante de la prosperidad”. Razones para un mercado que incluiría diferentes premios para los mejores ejemplares de bueyes, de toros, de caballos. Para esa feria se organizaron diversas corridas de toros y se solicitó el apoyo de la Reina Isabel II. En términos generales la Feria fue un éxito. Tanto que al año siguiente se hablaba del “primer mercado de España”.
3. Las fechas. Las primeras ediciones de la feria tenían una fecha fija, siendo además, sólo tres las jornadas marcadas en el calendario: el 17, el 18 y el 19 de abril. Curiosamente, en 1848 coincidieron con el Lunes, el Martes y el Miércoles Santo. En la primera década del siglo XX la fiesta llegaba a los cinco días. El reglamento actual sitúa la ubicación de la feria en función de la Semana Santa. Sin segundas...Artículo 1. “La Feria de Abril se celebrará cada año en la tercera semana posterior a Semana Santa, entre los días martes a domingo, ambos inclusive. Artículo 2En aquellos casos en los que el cumplimiento de esta norma obligara a celebrar la feria íntegramente en el mes de mayo, se adelantará la celebración una semana, siendo, por tanto, la segunda semana posterior a Semana Santa. Aún en estos supuestos, y en aquellos años en que fuere preciso, la Feria comenzará un día antes, es decir, el lunes, con el fin de que al menos una jornada de Feria lo sea en el mes de Abril”
4. Las casetas. Primero fueron simple tiendas para los tratantes de ganado. Después llegarían otras instalaciones provisionales, como tantas cosas en Sevilla, del tipo de las buñolerías, los puestos de dulces o los de licores. Los Montpensier aportaron la nota lujosa. Círculos y casinos también. Pero dentro de una gran variedad y exotismo. A comienzos del siglo XX seguía sin existir una norma común y llegaron a existir casetas de estilo japonés (Círculo Mercantil) y de estilo árabe. Incluso llegó a existir la caseta de dos pisos, municipal por más señas, y que nadie intente el revivalismo... Con el diseño de Gustavo Bacarisas de 1919 se llegó a la actual unificación de formatos y de colores. No sólo eso. Se implantó definitivamente el carácter efímero de las edificaciones. In Ictu Oculi. Grandezas y vanidades que duran un abrir y cerrar de ojos.

5. El traje de gitana. Nada de faralaes ni de historias extranjeras...Traje de gitana o flamenca. Los Lunares, mantoncillos y volantes de las primeras gitanas que acudían a la antigua feria de ganado se fueron transformando con posterioridad en el uniforme típico-tópico de la fiesta. Con sus vaivenes. Ya en 1869 Gustavo Adolfo Bécquer se quejaba de la pérdida de valores tradicionales en la vestimenta de los asistentes a la fiesta. Se había perdido el “bandolerismo” característico de los primeros años. Realmente es que ese modelo ya no existía, salvo en los clichés de los viajeros extranjeros, desde hacía mucho tiempo. A partir de ahí convivirán las tendencias de la clases más altas (un reflejo de las modas, especialmente la parisina en torno a 1900) y las clases más populares. El costumbrismo de las primeras décadas del siglo XX hará popularizar los trajes de volantes y de lunares como algo típico, elemento que será además fomentado en los años 40 como una muestra del auténtico tipismo de la ciudad. Pocos se rebelaron aunque Romero Murube llegó a hablar de su falta de autenticidad. Un traje, el de gitana, que vivió su peor época a finales de los sesenta, cuando entró en cierto desuso. Un espejismo. Tras los años ochenta y los noventa, el traje se revitalizó y consiguió desprenderse de falsas modas como las influencias rocieras de los ochenta. Hoy es un traje vivo, en continua evolución y con su propia pasarela. Probablemente sea el único traje regional vivo de todo el país.
6. Los traslados. Tradicional y nada nueva es la idea de cambiar de ubicación. Lo del Charco de la Pava no es nada nuevo. Estando en el Prado se propuso su traslado al Campo de Marte (actual zona de Plaza de Armas) o incluso al actual barrio de Nervión. Trasladada a los Remedios no tardó mucho en hablarse de un nuevo movimiento. Cuando el 22 de Abril de 1973 se cortaba la cinta inaugural del nuevo recinto de Los Remedios hubo muchos que pensaron en un cambio revolucionario. Otros simplemente vieron un traslado del mismo esquema en distinta ubicación. En el interior del nuevo recinto apenas se notaba el cambio. Las palabras inaugurales del sacerdote Benítez Carrasco fueron realmente definitorias: “Bendice Señor este recinto levantado ilusionadamente para solaz y esparcimiento de tus hijos los hombres.” Pues eso.
7. Lo exótico. En 1860 tomó el aspecto de mujer barbuda, todo un personaje extravagante que se exhibía como un monstruo en el antiguo circo Price. Cien años más tarde sería el monstruo de Guatemala. Todo un hallazgo. Todo un personaje peculiar que se repite cada año: el monstruo de Tombuctú. Zamorate, el hombre que se mete en una botella, Shaolín, Pyogiang, Manolita Chen, la Señorita Aurora... Qué sería de la Feria sin estos personajes. Puede ser un animal, como la atracción de hace unos años: el ligre, una mezcla entre león y tigre pa que no nos falte de ná. Pero no hay que ser tan raros. Que igual de friqui y de exótico era el caballito de cartón de los jardines de Murillo en el que se hacían las fotos los niños que vivieron la Feria del Prado...Y seguramente usted tenga una foto de esas en casa...Se hace una lista y no para: er tío der tambó, el de la caña, el japonés que te vende claveles con una bombilla en la cabeza, el que carga con el bastón de la tómbola, el muñeco que pisa las uvas en la calle del infierno, el que compra turrones para que se pongan duros de verdad en la despensa... Todo el mundo en general llevamos un “Pepe el escocés” en nuestro interior, en nuestra feria. Lo que no sabemos es qué hay debajo de la falda...
8. Las portadas. En 1863 se derribaba la puerta de San Fernando. Había que crear una entrada monumental al recinto. Llegó a ser un lugar de modernidad: en 1874 se colocó allí la novedosa luz eléctrica. La más famosa fue la Pasarela, estructura de hiero que desde 1896 a 1921 fue uno de los símbolos de la ciudad y el lugar para ver tobillos femeninos con cierta discreción. Se vendió al peso pero hoy sigue siendo portada en la memoria colectiva de la ciudad. La Rotonda central del Prado la sustituyó con monumentos efímeros de diversa índole, con luces, con historicismo, con homenajes, con toreros y con tópicos de la ciudad. A partir de la década de los sesenta se inició la costumbre de recrear algún monumento de la ciudad, costumbre que, salvo excepciones de abanicos, llega hasta nuestros días.
9. Las sevillanas. Seguidilla de cuatro versos de siete sílabas los impares y de cinco los pares, aconsonantados y de un estribillo de tres versos, siendo el primero y el tercero, que riman, de cinco sílabas y el segundo de siete, que lo mismo se casan con un enano para hartarse de reír , o que entre rejas azules y cortinas verdes están unos amantes dándose quejas ( Manuel Ramírez)
10. Tradiciones. Año 1867. “De la Feria de Sevilla podría decirse ya por entonces lo que de los pueblos felices: que no tienen historia; la tramitación oficial del festejo habría alcanzado lo que podríamos llamar su estereotipación definitiva y de año en año se reproducen los documentos sin aportar datos algunos de interés, (...). La feria iba mereciendo ya en justicia el calificativo de “tradicional...”. Son palabras de Collantes que reflexionan sobre ese sentido de lo tradicional tan apegado a nuestra ciudad, término tan manipulado y exagerado que llega a ser pura invención. ¿Tradición en la Feria? ¿Qué es realmente lo tradicional?. Si hiciéramos una encuesta saldrían las palabras abril, fiesta, lunares, sevillanas, casetas, toros, baile, raíces... Aunque quizás sean muchas más. Y algunas tan antiguas como las anteriores.
Tradición es la queja por los precios. Y antigua. En el año 1852 el dueño de un puesto de Triana se quejaba porque la instalación de un café en la Feria le costó 120 reales el primer año, 500 el segundo, 1500 el tercero, 2500 el cuarto y 4000 el quinto. Algo antiguo.
Tradicional es la rotunda oposición de muchos a cualquier cambio. Tradición es criticar lo exótico. Tradición parecen los fuegos artificiales. Ya los hubo en 1861. Pero para maldita tradición, la lluvia. Ya en 1871 la Feria se prolongaba dos día más por los efectos de la lluvia ¿Se imaginan volver a esta tradición?. En fin, tantas y tantas...
Aunque para tradición la de perderse. Muy actualizada. Hace un par de años un norteamericano de 84 años se perdía en el Real. Al ser encontrado dijo que no se esforzaran en buscar a su mujer, que él estaba a gusto. Será que conocía las sevillanas aquellas de “si me pierdo que me busquen...”
En la Feria, claro.

5 comentarios:

Herodes Antipas dijo...

Como siempre...magnífico. Recoge mi reconocimiento y mi gratitud a tus textos en mi blog, si eres tan amable.
Recibe un cordial saludo

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Moe de Triana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Moe de Triana dijo...

Vaya entrada con arte, feriante, feriante, con grandes curiosidades que desconocia hasta hace un momentito, sobre lo de cambiar la feria de sitio otra vé, yo desde luego lo veo igual de lejano que la culminación de las obras del metro miarma...

el aguaó dijo...

Diez claves necesarias de saber. Gracias amigo Rascaviejas.

Eso sí: Ya en 1871 la Feria se prolongaba dos día más por los efectos de la lluvia, quizás se repita este aspecto.

Un abrazo.