25.6.08
25 DE JULIO. LA COPA
La ciudad todavía estaba llena de carteles, de pintadas, de propaganda por los suelos. Una semana antes se había celebrado eso que llamaban elecciones, en unas mesitas de tu colegio, con unos señores sentados que no eran tus maestros. A algún vecino le había tocado estar allí junto a otros señores con bigote, con pantalones de campana y con largos pelos. Melena de pelusos que decía tu madre. Como la de tus ídolos. Como el pelo que tú quería tener...
Aquella noche de junio fue uno de esos días que no se te olvidan. Desde muy temprano todos sentados delante de la televisión. Era enorme, con su mesita auxiliar y con su transformador. Pieza fundamental en el salón de tu casa, seguida de lejos por el cuadro de cacería que había a tu espalda y por la parejita romántica de la vitrina. Tu madre te había prohibido tocarla. Otra prohibición más. Como la de la melena. La de los jugadores cuyo nombre sabías de memoria: Esnaola, Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa, García Soriano, Megido y Benítez. Estaban al otro lado del salón, posando antes de jugar el partido más importante de tu historia. La verdad es que no sabías dónde elegir. El que te gustaba jugando era Cardeñosa. No había otro mejor. Aunque querías tener los pelos de Megido, esa enorme peluca de rizos negros que algún día tú tendrías. Comenzó el partido. Enfrente estaba el Athletic de Bilbao, el equipo de los leones. Una noche de emociones. Toda tu familia delante de la televisión. Y llegaste a cambiar de ídolo. Jorge López metió los dos goles de tu equipo y tu soñaste con los ojos abiertos que te transformabas en aquel jugador vestido con las trece rayas. El partido termino en empate a dos goles. Hora y media de sufrimiento y de alegrías. Pero lo peor y lo mejor estaba por llegar. Había que tirar penaltis. Uno tras otro se fueron lanzando. Allí nació un nuevo héroe para tu infancia. Quien lo iba a decir...vestido de negro. El portero, el puesto reservado a los que no sabían jugar bien...Esnaola era el nuevo héroe de tu infancia. Con su última parada tu equipo te llevó a la gloria, a imaginarte que besabas una copa que entregaba nada menos que un rey. El que salía en los telediarios. Noche de junio. Noche de eterno final o sin final alguno. Tu imaginación soñó con un futuro de triunfos verdiblancos por medio mundo...
Al año siguiente jugarías la Recopa, eliminarías al Lokomotive y al Milán. El equipo de tu goma de borrar y otros nombres raros de la clase de Geografía. Soñabas con un nueva noche de junio y una nueva copa que levantar. No pudo ser. No hubo otra. Peor todavía: el equipo bajó a Segunda División. Manque pierda en tu corazón. Y tu madre que seguía sin dejarte melena...
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14 comentarios:
Siga constando en acta que servidor es muy palangana...
...y Maria Dolores de la Santísima Trinidad y el menda que escribe también.
Yo estaba en ese salón, aquella solemne noche de junio, frente al televisor con su mesita auxiliar y el estabilizador sintiendo, llorando y gozando como solo pueden hacerlo los corazones verdiblancos.
El que aquí escribe tambien es palangana, sin embargo no oculta que el texto le ha gustao, y la foto más.
Qué me gusta verle escribir del Betis!!!
Esta no la viví, no estaba en el mundo. Las dos últimas sí que las disfruté en el campo.
¡¡¡Que noche la de aquel día!!!
Y por eso precisamente, querido Rascaviejas, por esa característica que has dicho en tu comentario, aún es más grande este texto y mayor, si cabe, tu persona.
Una entrada así te honra amigo. Yo aún no estaba aquí. Ni siquiera en proyecto... pero he visto esas imágenes.
Gracias amigo.
Un fuerte abrazo.
Como ha dicho Lorenzo Blanco:
Que noche la de aquel día
http://elsoberaodepepeluis.blogspot.com/2008/06/que-noche-la-de-aquel-da.html
Glorioso...
Repitiendome, le escribo lo mismo que en otra ocasión... le honra profesor.
Gracias, me ha dibujado una sonrisa en la cara que permancerá no sé hasta cuando.
Un saludo.
Me ha encantado este recuerdo. Recuerdo prestado en mi caso, pues ni de lejos lo viví, pero mi madre siempre me cuenta esos días, la primera vez que votó, con sus pantalones de campana y con los mismos que se fue aquella noche a la Plaza Nueva a celebrar la Copa; días imborrables para ella e incluso para mí, que nunca los tendré en el recuerdo propio.
Lo de ser palangana, ya se lo han dicho, un punto a su favor, aunque es parte de la dualidad sevillana.
Kisses
¡¡Cosa más grande!!!
¡ole mi Betis bueno!
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