El arqueólogo y Sevilla siempre se llevaron mal. Inutilidad de oficio, que pensaron muchos: siempre mirando piedras para decir lo importante que es algo que ya no existe. A quien le importará... Todo un lastre para hacer un aparcamiento sobre una mierda de mosaico o un buen bloque de pisos sobre una porquería de casucha antigua. Un freno a la modernidad, sí señor. Y eso que los arqueólogos tienen algo de CSI: te cogen un corte de suelo y te dicen lo que vino antes y lo que llegó después. Como las arrugas superpuestas. Claro que en Sevilla lo tienen fácil: estratigrafía nítida. Dicho en otras palabras: la superposición de edificios en Sevilla suele llevar el mismo orden lógico. No suele fallar; sigue, más o menos, este orden: restos de columnas romanas – mezquita- edificio religioso cristiano – sede de tertulia - cuartel – teatro – cine – almacén - supermercado. Infalible, hagan la prueba.
Pueden irse a la calle Tetuán. Allí estuvo el hospital del Espíritu Santo, edificio religioso que acabó siendo teatro. Quizás el más famoso de la Sevilla en blanco y negro: el teatro San Fernando.
Se inauguró un día como hoy de 1847. Por supuesto, el lugar ya había pasado por el tradicional estado de abandono, de almacén y de tertuliana sede, aunque el nuevo uso ciertamente prometía: ser el gran teatro de la ciudad. Aquella noche se inauguró solemnemente con un estreno de Ópera. La obra Los Lombardos fue la elegida. Las voces de Carlotta Vittadini, Luisa Cocco, Cuterina Persoli, Luisa Perzoli, Giovanni Solieri y Benedicto Galliani fueron algunas de las encargadas de llevar a cabo la gran inauguración. El Diario de Sevilla de la época hizo la más completa descripción del evento, no escatimando elogios sobre la calidad de la obra presentada, la nutrida concurrencia de primeras autoridades o la belleza de las damas de la alta burguesía sevillana que lucieron aquella noche de diciembre sus mejores galas. Todo un éxito que se constató durantes varios días, ya que la pieza inaugural se siguió representando hasta el 2 de enero. Nacía un gran centro teatral en Sevilla y nacía un duro competidor para los locales que, por entonces, funcionaban en la ciudad: el Principal, el de la Misericordia y el de la Feria.
Pasó el tiempo, las modas, las óperas, la copla, el cine y el abandono. Los abuelos son ya los únicos que recuerdan el antiguo teatro San Fernando. Los arqueólogos diferenciarán con claridad que al teatro sucedió un nuevo edificio nada emblemático y nada singular: unos grandes almacenes. Nada nuevo bajo el sol.
No sabemos como seguirá la cadena edilicia sevillana.
El bazar de chinos sólo espera su momento...
Pueden irse a la calle Tetuán. Allí estuvo el hospital del Espíritu Santo, edificio religioso que acabó siendo teatro. Quizás el más famoso de la Sevilla en blanco y negro: el teatro San Fernando.
Se inauguró un día como hoy de 1847. Por supuesto, el lugar ya había pasado por el tradicional estado de abandono, de almacén y de tertuliana sede, aunque el nuevo uso ciertamente prometía: ser el gran teatro de la ciudad. Aquella noche se inauguró solemnemente con un estreno de Ópera. La obra Los Lombardos fue la elegida. Las voces de Carlotta Vittadini, Luisa Cocco, Cuterina Persoli, Luisa Perzoli, Giovanni Solieri y Benedicto Galliani fueron algunas de las encargadas de llevar a cabo la gran inauguración. El Diario de Sevilla de la época hizo la más completa descripción del evento, no escatimando elogios sobre la calidad de la obra presentada, la nutrida concurrencia de primeras autoridades o la belleza de las damas de la alta burguesía sevillana que lucieron aquella noche de diciembre sus mejores galas. Todo un éxito que se constató durantes varios días, ya que la pieza inaugural se siguió representando hasta el 2 de enero. Nacía un gran centro teatral en Sevilla y nacía un duro competidor para los locales que, por entonces, funcionaban en la ciudad: el Principal, el de la Misericordia y el de la Feria.
Pasó el tiempo, las modas, las óperas, la copla, el cine y el abandono. Los abuelos son ya los únicos que recuerdan el antiguo teatro San Fernando. Los arqueólogos diferenciarán con claridad que al teatro sucedió un nuevo edificio nada emblemático y nada singular: unos grandes almacenes. Nada nuevo bajo el sol.
No sabemos como seguirá la cadena edilicia sevillana.
El bazar de chinos sólo espera su momento...
7 comentarios:
Cómo Vd. muy bien sabe amigo mio, esta es la triste y cientifica realidad histórica.
Un dia dijeron "fagamos una catedral tal, que nos tomen por locos"
Locos no, gilipollas les diría yo, ¿no había otro sitio para hacerla? ¿no habia ningún solar disponiblñe?
¿había que derribar la mezquita?
Psss . Me arrepiento de lo anterior, lo mismo uno de estos de la memoria historica les da por tirar la catedral...
Fantástico el orden lógico que sigue la superposición de edificios.
Y, por cierto, qué intrigado me tienen siempre los chinos...
Un abrazo, querido Manuel Jesús.
Feliz Navidad.
Da pena, si señor. Todo un teatro convertido en almacén de ropa de temporada y además fea.¡No existe mayor vulgaridad! Creo que debería existir una lista de los visionarios que decidieron que éstas y otras nuchas tropelías se realizaran en la Sevilla del siglo XX.Sería interesante. ¡Felices Pascuas a todos!
A ver que le parece, profesor, esta sucesión:
restos romanos – convento- mercado – solar abandonado y multiuso - pista futbolera para alumnos raboneros del San Isidoro - aparcamiento de autobuses – otra vez solar – plantación de setas gigantes.
Mi querido profesor, vuesa merced sabe que lo admiro desde antaño, pero es que no es para menos. Ya sabe mi gusto por la Historia de esta ciudad nuestra, pero desconocía esa superposición de capas estratigráficas: restos de columnas romanas – mezquita- edificio religioso cristiano – sede de tertulia - cuartel – teatro – cine – almacén - supermercado.
Sublime de nuevo.
En cuanto a los bazares chinos... tiempo al tiempo. Están reproduciéndose como los Sturbucks en Estados Unidos.
Un abrazo muy fuerte y te deseo una Feliz Nochebuena rodeado de tus seres queridos. Gracias por enseñarme.
Mira que está malo un café en un vaso de plástico... Felicidades amigo.
FELIZ NAVIDAD, querido profesor.
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