10.8.14

LUNA



LUNA
Sé que la luna o la palabra luna
es una letra que fue creada para
la compleja escritura de esa rara
cosa que somos, numerosa y una.
(Borges)

Sé que es mujer caprichosa y voluble, que  se mueve entre la apariencia más superficial y los más profundos sentimientos, entre la más tenue penumbra, la oscuridad más absoluta y la claridad más tempranera. Como dama caprichosa sabe mucho de dar una apariencia y ocultar la cara más desconocida para sus adentros. Sé de sobra que esta dama caprichosa no soporta a los poetas que la colocan el Olimpo de la Parasceve o a los que la revisten de oros y platas, y, mucho menos, a los que emplean el diminutivo para referirse a ella, un uso que molesta especialmente a la que es dama y señora de muchas noches, de pasión,  de completas,  de una emoción plena,  de una experiencia nueva.Sé que tiene en su calendario marcadas algunas fechas con un brillo especial pero que sólo en una madrugada muy especial se siente en la plenitud de su belleza. Es, sin duda alguna, su noche.
Sé que le gusta aparecer después de escuchar unos golpes sobre una vieja madera, cuando aparece una Cruz con sus cruces juguetonas. Suena una saeta. Y ya está allí la luna engalanada reflejándose en las varas de metal y en los ojos vidriosos de la fría penumbra, escuchando el quejío del que canta y poniendo la mejor de las poses cuando sale a la calle el Nazareno que abraza la cruz con la mirada perdida.
Sé que juega esa madrugada con las gárgolas del bosque gótico de la que llaman magna mientras unos serios pináculos parecen llamar al orden. Un bosque de misterios: de uno de esos flameros misteriosos salta al Nomen Dei de secas letras para saludar a la que más gira, la veleta que nunca duerme y menos en la noche en que la luna viene a susurrarle que es la más hermosa de las mujeres… Una mentira piadosa que lanza mirándose en el espejo del gran escudo de la fe que mueve al mundo.Sé que es dama de tiempos marcados, que muestra su rostro en la noche de la ilusión de enero y en las frías oscuridades de febrero, en las noches de ceniza y en las noches de platas callejeras. Sé que juega a mostrar todas y cada una de sus caras, en los  farolillos de papel y en la cantoneras de plata de los dioses de madera, en los estanques del Alcázar y en  las veletas de los conventos de silencios eternos, en las torres mudéjares y en los campanarios barrocos de almagras y alberos. Sé, me lo dijo un poeta, que   los largos siglos de la vigilia humana la han colmado de antiguo llanto.  Sé que debo mirarla. Sé que está en la oscuridad de las  noches de de nuestro cielo y en la  claridad de un fachada barroca de un templo de la calle Sol. Contrastes de la ciudad. El Sol y la luna frente a frente. El mejor Jano de la ciudad. El tiempo sin tiempo. La luna de la calle Sol.  Mírala. Es tu espejo