26.9.09

SE TE ROMPIÓ EL AMOR


(Foto: Antonio Sánchez Carrasco, maestro sevillano de la fotografía)

De tanto usarlo. De tanto abrazo. Superficial. Sin medida. De no darte por completo. De quedarte en las manos y no en la vida. Jamás pudo existir tanta belleza. No supiste entenderla, ni por un día. Te quedaste en la superficie. En la epidermis de una piel que merecía otra profundidad. Te creíste el poseedor. El abanderado. El único capaz de comprenderla. El pregonero superficial de algo que debió ser más profundo. Más sincero. Menos de bandera y de banderita, de menos ripio fácil y de más verso suelto. No la dejaste vivir. No la dejaste existir. No la comprendiste, aunque hicieras de ella tu bandera. Olé la gracia. Dijiste que era lo más grande del mundo. Y que tú eras el más afortunado. Sellaste un pacto y le colocaste un candado. A ella, para que no hablara. Como al Nonato del Museo. Tiraste las llaves al río. Y te quedaste con las promesas y los músicas de los que no se enteran de nada. Cursi melodía de un ombligo tantas veces mirado y de un cuerpo tan poco poseído. Por inaccesible. Por incomprensible. Creíste que era amor. Y llegaste a hacer bandera. Te creías sevillano. Y amante . Y comprensivo. Y defensor. Hiciste de ella tu razón. Eso creías. Nunca la conociste. Ni la entendiste. Amor superfluo. De boquillas, banderas y banderillas. Las cosas tan hermosas duran poco. Nunca la comprendiste. Jamás dura el amor dos primaveras. Te alimentaste de ella por mucho tiempo. La devoraste viva. Saturno con su amada. Como una fiera. Hasta viviste de ella. Chulo de una puta hermosa y maltratada por el tiempo y por tantos vacíos como tú. Sevilla para ti. Tú eras su dueño. Ella era tu bandera. Le hiciste daño. Nunca la entendiste. Y una mañana gris, al despertarte, sentiste un crujido, frío y seco. Sevilla no era tuya, eso pensaste. Cerraste tus ojos. Lo comprendiste. Se te rompió el amor. De tanto usarlo.

23.9.09

24 DE SEPTIEMBRE. ÉSTA NO ES


Uno. Venían de un pueblo lejano al taller de la capital. Les habían hablado bien de aquel restaurador y decidieron poner en él toda su confianza. En sus manos traían su tesoro más preciado: la Virgen de las Mercedes, la devoción de todo un pueblo.
- “Queda en buenas manos”- fue la frase con la que M. el menudo y astuto restaurador despidió, entre amables sonrisas, a los confiados hermanos de la cofradía. Manos muy desprendidas...tenía que haber dicho...Porque igual que llegó se fue...Un visitante del pintoresco y sevillanísimo taller llegó a interesarse por la imagen. M. , agobiado por deudas confesables e inconfesables, no dudó en hacer el ofrecimiento:
- “Una talla muy interesante, sin duda. Es de mi propiedad pero podría llegar a venderla”- dijo pensando en algunas de las cantidades adeudadas. Tras una hábil negociación, el seudorestaurador aceptó la compra con la condición de mantener la pieza en su taller para “acicalarla en condiciones...”
-“¡Teo! Hay manteca a la vista...”- Ese era el grito de guerra en estas situaciones. Raudo y veloz. M. se puso a trabajar duro: tenía que sacar una copia del original por el procedimiento de puntos para entregarla a la hermandad que le había confiado la restauración.
- “Esos catetos no se darán cuenta...”- decía una y otra vez a los destacados alumnillos que le ayudaron en tan embaucadora tarea. Dicho y hecho. La copia se realizó, el original se vendió y la nueva Virgen de la Merced fue cuidadosamente preparada para ser llevada a la modesta cofradía del lejano pueblo.
-“Teo, al bajar del taxi la montas, cobras lo que queda y regresas rápido”- porque M, obviamente, no se atrevió a dar la cara.
Tras un largo viaje la imagen llegó. La esperaban los miembros de la junta de gobierno, algunos vecinos destacados y alguno de los más viejos del lugar. El joven pupilo alegó cierta prisa mientras montaba candelero, manos y rostro de la talla. Todo parecía ir bien salvo los sudores delatores del joven Teo y el meneo de cabeza casi compulsivo de una anciana del lugar:
- “Esta no es, ésta no es, ésta no es...” Parecía un letanía. Hubo llamada a la Guardia Civil y advertencia a un alumno aventajado empapado en sudor...
- “Ésta no es, ésta no es...”
No soportó más. No hubo cobro pero sí carrera vertiginosa hacia un taxi cuyo conductor compartió sudores, insultos y algunas de las piedras lanzadas por los más jóvenes del lugar...
Dos. Un día cualquiera de un año cualquiera una dama que no era cualquiera fue a ver a su Virgen de la Merced en el día de su festividad. Había llegado a donarle su vestido de novia para una saya. Al ver la nueva talla de la advocación sólo repetía una idea:
- “Ésta no es, ésta no es...”
Nota: Historias paralelas. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...

19.9.09

EL DESGRACIADO


Ya lo dice el refrán : “hay más desgracias que desgraciados”. Aunque también la misma desgracia puede afectar a más de un sujeto. O al contrario. El refranero sobre el desgraciado es amplio. Desde aquellas citas que hacen referencia a la pérdida de identidades, “desgraciado el gallinero donde la gallina canta y el gallo cacarea”, los que hacen referencia a los amores, conocidísimo aquello de “afortunado en el juego, desgraciado en amores”ó a la falta de éstos, “cabra loca, desgraciado al que le toca...”

Quizás el desgraciado común más popular es aquel que “no tiene dónde caerse muerto”. Paradojas de la vida. Porque hubo un histórico desgraciado que llegó a tener varios sitios al mismo tiempo. Ni el Zelig de Woody Allen llegó a tanto...

Sevilla, septiembre de 1520. En España se vive la revuelta de las comunidades contra Carlos I. Un rey considerado extranjero que tardó su tiempo en ser comprendido y en ser acatado. La revuelta de las comunidades fue fruto de ello. Aunque hoy podría explicarse desde un punto de vista diferente a la tradicional interpretación de un pueblo que lucha por sus libertades. La historia es así de compleja. La cuestión es que Sevilla tuvo su levantamiento contra el rey. El 17 de septiembre don Juan de Figueroa, como cabecilla de la conspiración tomaba, al asalto el Alcázar sevillano, todo un símbolo del poder real. Un asalto que fue resuelto por las tropas del Duque de Medina Sidonia, partidario del Emperador, que acabó haciéndose con el poder. Llegaba la hora de la justicia. Pero esta señora andaba entonces más ciega de la cuenta. No fue detenido ni el sublevado Figueroa ni los caballeros que lo acompañaron. En su lugar fue preso un tal Francisco López Quesero, “hijo del pueblo”, que no tuvo caudal para defenderse. Malos tiempos para la justicia. Declarado culpable, el infeliz desgraciado fue muerto en la plaza de San Francisco:

“Llevaron al reo por las calles acostumbradas, guardado por la gente de a pie y a caballo del duque de Medina Sidonia, hasta la Plaza de San Francisco. Allí lo tuvieron encima del almacén de agua a donde desde que hubo confesado le ahogó un hombre que alquiló el verdugo y desnudolo e hízolo cuartos que quedaron allí hasta la mañana siguiente. E luego por la mañana pusieron la cabeza en la picota, un cuarto en la Puerta del Arenal, otro en la de Minjoar y el otro en la de la Carne”.

Triste final para un triste desgraciado. Siempre hubo ricos y pobres. Un desgraciado acabó despedazado nada menos que en cuatro sitios...No se podrá decir que no tuvo lugar donde caerse muerto...




13.9.09

LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE



Siempre pensó que la suya era una ciudad abierta, universal y todas esas monsergas que cuentan en guías llenas de tópicos y superficialidades. Quizás le vino a la mente esa idea cuando llegó a aquella república independiente en las reales tierras del Aljarafe. Lo real y lo imaginario. Donde se cabe y donde hay que apretar. Un mundo imaginario, pensó, donde los metros se multiplicaban y donde “las soluciones” cabían hasta en un embudo. Vivir en pocos metros. Sin más. Sin zonas verdes ni espacio para dejar nada. Quizás un gancho para colgar la bici… Una república con un único camino, como una ronda de sentido único, que las cosas hay que hacerlas con sentido, no se sabe si el común, que suele ser el menos común. Un recorrido que, al principio, le agradó: todo era ideal, aparentemente bello y aparentemente cómodo. Igualito que los carteles de las setas o que la publicidad de Asunción…Toda una república de las personas, una ciudad de los sueños metidos en un nicho-cama rodeado de estanterías Billy donde todo le cabía. Todo le cabía…como a su ciudad, lugar de encaje y de encajar. El lugar donde caben dos y caben tres. Metáfora de la misma política, llegó a pensar...
Pasado un tiempo, el ambiente comenzó a hacerse irrespirable. Quizás fuera el dichoso vocabulario de la propaganda del régimen: movilidad, sostenibilidad, flexibilidad, idoneidad… Quizás fuera eso de darle a todo un nombre impronunciable: poäng, markor, somring, drops… Quizás fueran las imágenes que venían a su mente, el suelo Tundra que cubría la Encarnación, el sillón Poäng colocado en la Puerta de Jerez, las alfombras Hamper en tantos comercios, la silla mamuts invadiendo los veladores de la Avenida, las lámparas skima que adornan la avenida de Miraflores, el sistema de almacenaje Drops que se monta en cualquier obra de las que invade la ciudad (donde cabe un coche, caben dos), el florero somring colocado en la calle Tetuán, la iluminación Ronas que se acabará colocando en la calle Sierpes en Navidad, las pérgolas persika colocadas en la Alameda… El paseo sostenible empezó a ser una tortura. A pesar de ser un lugar libre de humos por y para el peatón. Aligeró el paso. Se agobió. Un mueble era torturado en una prueba continua. Tántalo sevillano. Aceleró algo más. Corrió. Y no había forma de salir de allí: un único sentido, un camino impuesto, una única forma de pensar… El gran hermano lo vigilaba: neolenguaje y falseamiento de la realidad. Un mundo de sueños convertido en la peor de las pesadillas. El sueño de la razón produce monstruos. Eso pensó al abandonar la maldita república independiente. La que tanto se parecía a su ciudad. La ciudad de los sueños, del adorno barato, de la crítica comprimida en cajas compactas, de la falsa democracia en el acceso a lo que hay que hacer y a lo que hay que pensar. La ciudad modernizada. De progreso. La ciudad puteada… La ciudad de Ikea.
Y sus vecinos haciéndose el sueco…

11.9.09

ASTORGA OLVIDADO


Año 1849. Últimas horas en la cama de su dormitorio. Vivía en la calle Trajano. Tenía ya setenta años. Muchos para la época. Se llamaba Juan de Astorga. Un escultor para recordar...
Había nacido un día de agosto de 1779 en Archidona (Málaga). Era profesor de la Escuela de Bellas Artes desde 1810. había realizado un sinfín de imágenes. Quizás sobresaldrían sus dolorosas: la de la Angustia, Esperanza de la Trinidad, Buen Fin, Subterráneo o la intervención en la Virgen de la Presentación. También las figuras del Duelo del Santo Entierro. Su obra era mucho más amplia. Pero ya se sabe que pasa a la posteridad lo que queda en la Semana Santa, Lo demás, quizás pasa al olvido. Aquel último día pensó que otras obras suyas merecían salir en procesión. Que la ciudad era ingrata y podría condenarlas al olvido. Y tres obras vinieron a su mente..
1. El Cristo de la Providencia. Lo hizo para la Capilla de la Escuela de Cristo en 1818. Fue contratado por Francisco Nicolás de la Barrera, hermano de la corporación para sustituir al antiguo titular, el Crucificado de los Mulatos o del Calvario.
En el contrato se estableció el material para la talla, la madera de cedro o, en su defecto, la de pino de flandes pero “sin nudos”. El contrato incidía en otras cosas: “se deja libertad para que obre en ella con toda la franqueza y la grandiosidad que sea posible, para que salga lo más dulce y sensible que sea dable, con la circunstancia que el rostro se goce bien desde el pavimento”.
No lo olvidaba: serenidad, quietud, la inspiración en el crucificado de la Buena Muerte, el acabado suave y el atrevido tratamiento en el paño de pureza. Una anatomía al descubierto. Ni sangre ni violencia. Una muerte ideal.
2. La Virgen de la Soledad del Convento de Capuchinos. Se la había encargado doña Francisca Lorenza de Segovia, esposa de don Pedro Pumarejo, para que recibiera culto público. Le salió realmente hermosa. Romántica. Sin sobresaltos. No sabía que estaría a punto de desaparecer en un asalto posterior al convento, ni que pasaría por la iglesia de San Luis de los Franceses. Al final, regresaría con los capuchinos. Su amigo, el padre Fray Ángel estaría contento...
3. La Virgen de la Soledad de la Parroquia de San Ildefonso. La hizo ya con sesenta años. Le tenía especial devoción. La artrosis de sus manos no le impidió llevar la belleza a un rostro de mujer, trasladar la delicadeza a un vulgar trozo de madera. Esa era la grandeza de un escultor...
Tres obras sin cofradía. El escultor pensó en que alguien descubriría aquellas imágenes para crear una hermandad. Una forma pública devoción. Hubo quien lo intentó décadas después. La belleza tallada del romántico escultor sigue habitando en los rincones del olvido...

6.9.09

7 DE SEPTIEMBRE. LA ESTRECHA

Casi nunca hubo manera. Te llegué a prometer la Vida, pero nada de nada. Ni a oscuras, ni en celada, ni estando ya la casa sosegada... Siete Revueltas podía dar y siete rincones buscar... Nueva negativa. Y mira que lo intenté de todas la formas. Poniendo cara de Inocentes, armándome de valor como un Hidalgo de Agüero, inspirándome en lugares de fuera, que si Talavera, que si Huelva...Nada de nada, tú siempre con la tontería esa de que formabas parte de las Doncellas y de las Vírgenes... Y mi mano siempre dispuesta: corchetes, botones, cremalleras, huecos imposible...siempre me encontraba en el lugar inoportuno, si Feria, feria estrecha, si Regina, reina de las apreturas; si Placentines, estrechez de placentines... Mira que yo lo intentaba, hasta por la vena cofrade: mira que hay que cumplir las reglas, con perdón, y tirar por el camino más corto, y ya se sabe que lo más corto es el camino recto y que sobra este botón, y esta farola y este deambulante, y esa musiquilla, y esa mano, que quitaba una vez de aquí y otra de allá, y no toques que hoy no toca, ni tú tampoco y ni en Dados me tocaba el tira porque me toca, porque no me tocaba, ni te tocaba nunca...

Llegué a pensar en Espadas que también fallaron y en Arrayanes que demostraron ser imposibles y en lanzas que sólo me definían a mi y a mis partes, porque para lanzado sólo servidor, que tú, por muy Artemisa que te vistieras y por muchos Rocíos que te despertaran no había espalda de San Andrés, ni Costanillas, ni judíos de Levíes, ni Espadas de San Clemente que te hicieran torcer tu Barco. Llegué a encomendare a la Divina Pastora y hasta el mismísimo Ruiz Gijón... nada de nada. Imposible palpar, intuir, desnudar, vivir, sentir... Más aguante que Leonor Dávalos y pocas ganas de Recreo... Ni con los archeros de cinco emperadores te pude asaltar. Hasta llegué a pensar en tus Dos Hermanas... Y eso que sólo buscaba algo normalito, que los records Güines quedan para otros... Creo que me di por vencido hace tiempo... Hay lugares que no tienen remedio, pensaba...

No sabía que venía lo peor. Ya no era sólo allí. Últimamente se ha convertido en algo general. Ya ni en los lugares amplios... Los que hablaban de abrir las alamedas ahora las hacen pequeñas... Que si la Cruz Roja, que sin San Jacinto, que si el Cristina... Se te pone un carrilito, o dos, se te ensanchan las aceritas o se te quita hasta el último lugar para meterte mano... ¡Me doy por vencido!. No puedo más. Búscate otro...

Y te lo digo a la cara: ¡estrecha, que eres una estrecha...! A ver si encuentras otro mejor, que los que dejas que te gobiernen son todavía más estrechos, de mente, que tú...

4.9.09

5 DE SEPTIEMBRE. CRUZ DEL PALO


Sevilla fue ciudad de cruces. Clavadas en el monte del olvido, recuerdos de las epidemias de peste, cruces de término, cruces de juramentos posibles e imposibles, cruces que recordaban asesinatos, cruces que recordaban amores, cruces para pesar el carbón, para engalanar en mayo...La Ilustración comenzó a arrinconarlas y el siglo XIX las castigó al olvido o a ser colocadas en las fachadas de las iglesias. Muchas desaparecieron, como la Cruz del Palo o de la Tinaja. Recordaba una hermosa historia que rescataba del olvido Álvarez Benavides:
“El rey don Pedro, cuya indignación contra Pérez de Guzmán por su comportamiento era grandísima, no quiso perdonar a la madre, y a principios del mes de septiembre de 1367 levantóse una mañana la hoguera para la infeliz Doña Urraca. El populacho y la gente de la Feria acudieron en gran número a presenciar aquella ejecución, en la que concurrían circunstancias muy especiales, no sólo por ser la reo muy noble y principal persona, sino por lo mucho que era conocida en la ciudad.
Acompañada de alguaciles y soldados, llegó la dama al pie del patíbulo, y después de ser atada con fuertes ligaduras a un madero, empezaron a arder los secos troncos que pronto levantaron grandes espirales de llamas y espeso humo. Retorcíase la víctima entre horribles dolores, lanzando desgarradores gritos cuando el fuego quemaba sus carnes, y en una de esas violentas sacudidas del cuerpo, rasgóse el vestido de la dama, dejando al descubierto la mayor parte de sus formas.
Entonces la plebe que presenciaba aquella dramática escena prorrumpió en atronadora gritería, insultando a la víctima y llenándola de sangrantes epigramas y de crueles sarcasmos.
Pero cuando más imponente se presentaba la chusma y más lastimosos era el estado de Doña Urraca, una mujer abrióse paso entre la concurrencia y llegase precipitadamente a la madre de Pérez de guzmán cubriéndola con sus ropas y dejando que las llamas la devorasen, como a la reo. Leonor Dávalos se llamaba esta mujer y pertenecía a la servidumbre de Doña Urraca, a quien profesaba todo el cariño que revela aquel acto de generosidad imponderable”
El propio Benavides consiguió que unas calles recordaran la dramática historia de estas mujeres medievales en la memoria de la Alameda. Antes de que alguien olvide su historia y quiera cambiar el nombre de una “carca” que no quiso desnudarse en público, Urraca Osorio y Leonor Dávalos siguen teniendo su rincón...
Memoria de una triste historia en Alameda de putas tristes. Es triste morir en la hoguera. Es triste mostrar las vergüenzas a un público que se ríe...Es tristísimo cargar toda una vida con el nombre de Urraca...

1.9.09

2 DE SEPTIEMBRE. DAÑOS IRREPARABLES

Ni me acuerdo de mis orígenes, quizás es que yo también soy más antigua que el tiempo. Todavía no se ponen de acuerdo con mis padres, que si moros, que si cristianos, que si humanistas, que si barrocos… No saben que tengo un poco de todos, ahí está mi belleza. Además coquetita y bien proporcionada… Hasta los ilustrados dejaron en mí su sello, hace más de 250 años. Fue un tal Olavide, un asistente de la ciudad, que vaya un nombre bonito para referirse al alcalde… Eran otros tiempo. El tal Olavide, el “hombre que sabía pensar” dividió la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas. Y lo grabó en mi piel, como en tantos otros rincones de la ciudad, con unos azulejos que me embellecieron todavía más, aunque esté feo que yo lo diga. Hace de eso más de 250 años y, desde entonces, me he visto hermosa con ese pequeño tatuaje en una esquina de mi piel. Además, con mi nombre en letras azules, para que esquinas y rinconcillos de la ciudad se eleven a la categoría de monumento. Monumento… Ese es un piropo que me han lanzado alguna vez. Aunque no todos lo vieron tan claro. Hubo quien quiso quitarme de en medio para ensanchar las calles, las vueltas que da la vida: ahora se lleva estrecharlas… Pero lo peor llegó con mi madurez: en tiempos de bellezas aniñatadas y adolescentes una vieja dama como yo importaba bien poco. No hicieron nada por mis arrugas, ni por cuerpo, ni por mis pies, ni por mi rostro… Me dejaron olvidada, como tantos rincones de la ciudad. Unos no me cuidaron lo suficiente, otros no aprovecharon mi belleza, otros (los más) ni sabían de mi existencia…No soy la belleza deslumbrante de los oros grandilocuentes que se llevan ahora, pero tengo mis encantos…Ni por esa… En los últimos años han cerrado mi cuerpo al disfrute, me han olvidado y han dejado que me cubra la mierda. Mierda de ciudad. Ven mi cuerpo desmoronarse y no hacen nada. Hablan y hablan. Prometen y prometen. Amantes de pacotilla. Palabras que se lleva el viento en la ciudad que perdió sus cielos y sus suelos. En los últimos días yo he perdido un tatuajito en forma de azulejo que me hizo un alcalde de la ciudad. Eso nadie lo valora. ¿De verdad le importa a alguien un azulejito de mierda en una ciudad llena de mierdas?...No sé si alguien llegará a tiempo, si alguien se pondrá una medallita conmigo o si alguien querrá hacerse la dichosa fotito…El daño ya está hecho. Un daño irreparable…