(Fotos: Antonio Sánchez Carrasco)
Iba
a coronar una gran puerta dedicada a la Divina Comedia pero se quedó en la más
absoluta soledad. Alguien que reflexiona en tiempos en los que se suceden los
acontecimientos. Todo el año en contramano, a contracorriente; pensando cuando
no se piensa, sentado en la calle donde se anda, mirando un coche en calle
peatonal, en plano azulejo a pesar de su volumétrica corpulencia. No podía ser
de otro modo. Su reino no es de este mundo. En una semana verá pasar toda una
vida, sin tiempo para la reflexión, ni falta que hace, sin momento para el
descanso; con nazarenos de ida y de vuelta, hacia el centro y desde el centro. En
estos días, ya lo dijo alguien, no se piensa: se vive y nada más. Por eso el
pensador es un personaje que sobra durante una semana, aunque muchos lo apartan
del alma de la ciudad durante todos lo días del año. Quizás sea uno de sus
grandes problemas. El pensador no es de este mundo. Bien lo sabe a su regreso
camino de su casa. Conoció el nacimiento de la Primavera en unos azahares junto
al convento de monjas franciscanas. Un susurro del rezo de horas se mezcló con
el aroma de unos bollitos. Juntos se fundieron con el incienso de la tarde. Aureolado
de esta gloria siguió pensando. Como en los viejos dramas teatrales medievales.
En medio de un estallido de vida pensaba en la muerte. Reinaba desde un trono
de cardos y calaveras. Demasiada belleza para endulzar el dolor de una espalda
de madera. Una pasta descarnada que fue recorriendo las entrañas de la ciudad
del más extraño de los modos posibles: pensando. Se había desnudado de todo
aditamento, de toda experiencia previa. Veía pasar la vida a la espera de la
muerte. Abatido con la cabeza sobre sus manos. Llegaban las sombras de la noche
y no quedaba más lugar para la reflexión. El gran fracaso llegaba a su fin:
tanto amor repartido para acabar cargando con las culpas de los demás en su
espalda de madera. El pensador está hecho de otra pasta. Cada Domingo de Ramos
lo siente: su reino no es de este mundo.
1 comentario:
Simplemente sublime....
saludos
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