19.3.07

20 DE MARZO. EL CAMARADA


Un dolor insoportable. Ningún deseo de vivir ni de soportar más aquella maldita enfermedad. Eso es lo que sintió el camarada Pepe Díaz aquel frío día de marzo de 1942. Quizás el fin de todo. Por eso, en la quinta planta de aquel hotel, con un cáncer que parecía consumirle el estómago, el camarada Díaz hizo un repaso de su vida...
En medio de la Unión Soviética, a miles de kilómetros de su ciudad, recordó su infancia. Unos años difíciles pero felices. Le vino a la memoria sus juegos en la Macarena, sus carreras por la Alameda y las fiestas de la Europa. Sandalias de esparto y mucha pobreza, pero unos recuerdos felices. El trabajo llegó pronto. Había que ayudar a la familia y con once años ya se levantaba a las cinco de la mañana para trabajar en la panadería. Un trabajo duro que marcó su vida. Allí se dio cuenta que había que luchar por tantos obreros explotados. Ideales de juventud. Recién cumplidos los 18 se afilió a la CNT, aquellos idealistas rojinegros que iban a cambiar el mundo. Con ellos se hizo dirigente sindical de los panaderos sevillanos. Con una sonrisa en los labios recordó las primeras huelgas. Quizás lo peor vino con Primo de Rivera. El jerezano estuvo a punto de arruinarle la vida, pero él no se exilió. En 1925 fue detenido en Madrid vendiendo picos, ese nuevo invento que comían los burgueses que no tomaban pan. En la cárcel madrileña comenzaron los malditos dolores de estómago. Le durarían el resto de su vida.
A los dos años pudo volver a su Sevilla natal. Algo se cocía allí. Cuando llegó la República, era ya todo un dirigente sindical, uno de los más apreciados. Curioso. Hacía exactamente 10 años de aquel gran día. Fue en el cine del antiguo Pabellón de Estados Unidos. Allí estaban todos,: Barneto, Mije, la Pasionaria...Dos días de congreso, en una Semana Santa que no tuvo pasos menos el de la Estrella revolucionaria. Al final, el sueño: Aquel panadero llegaba a lo más alto del partido Comunista de España. Mucho trabajo por delante y mucha ilusión. Había que conseguir la verdadera revolución obrera.
Aquella noche fría de marzo Pepe Díaz recordó la República y la maldita guerra civil. Años de trabajo para acabar así. Se le contrarió el rostro cuando se acordaba de discusiones, de enfrentamientos, de batallitas particulares. Siempre pensó que lo primero era ganar la guerra. Pero casi peor fue su guerra particular. Aquel maldito dolor de estómago. Y eso que en 1938 el mismísimo camarada Stalin le mandó su médico particular. La cosa estaba seria. Vino a su memoria su traslado la Unión Soviética cuando la guerra estaba casi perdida, su operación en Stalingrado y su traslado por la llegada de los nazis. Y el maldito dolor. Aquella noche de 1942 no pudo más. Dando un grito se tiró desde la ventana de su habitación. Alguien le oyó mencionar la palabra Sevilla…

10 comentarios:

Reyes dijo...

De este señor, desconocido para muchos, admirado por mí, me contaba alguien que conocía perfectamente su lucha y su figura, que las reuniones del comité del cual era Pepe Díaz su voz cantante, se celebraban en un local ahora ocupado por la Basílica de la Macarena.
Paradojas de la vida.

Una vez ví un documental sobre él y efectivamente tienes razón, se tiró por la ventana, su hija narraba que era tal el dolor físico y el dolor nostalgico que tenía, aparte de la ignorancia más absoluta de su pueblo, que no pudo soportar el frio de Rusia.
Gracias, me encanta todo lo que escribe.

del porvenir dijo...

Tal vez José Díaz sea de aquellas figuras que dignifican la lucha de los obreros de primeros y mediados del siglo XX. En especial porque, a diferencia de otros, José Díaz no dejó a sus espaldas un recuerdo de sangre y odio.

eres_mi_cruz dijo...

Los temidos rojos, la barbarie roja...
Aquí posan los malvados, los terribles y sanguinarios bárbaros de los que habla Nicolás Salas...
Se les ve en la cara que eran malos, malísimos...

Foto de mi recámara bloguera... le prometo que la tenía programada en una entrada llamada "Rojos"...

Isaac García Expósito dijo...

¿Pepe Díaz fue el que amenazó a Gil-Robles en el Parlamento?. ¿El que dijo: "Ésta es una cámara de cuellos flojos y de puños fuertes (...)El señor Gil-Robles decía de una manera patética que ante la situación que se puede crear en España era preferible morir en la calle que de no sé qué manera. Yo no sé cómo va a morir Gil-Robles"?.

Corramos un tupido velo....

del porvenir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
del porvenir dijo...

Las amenazas a Gil Robles en las Cortes las pronunció Pablo Iglesias, ni más ni menos que "ese hombre" cuyos retratos presiden tantos despachos.

Isaac García Expósito dijo...

No las pudo pronunciar Pablo Iglesias, porque murió en 1.925, y estas palabras son de 1.934. Las recogió una revista (creo que se llamaba el Manifiesto Comunista, pero lo tendría que confirmar).

del porvenir dijo...

Excusas san isidoro, el incidente al que me refería y que me movió a la confusión fue muy anterior. El día 7 de julio de 1910, en el Congreso, y haciendo uso de la palabra, Pablo Iglesias amenaza de muerte a Antonio Maura.
Ahora ya no sé si José Díaz también se la juró a Gil-Robles o eres tú el que has mezclado los hechos.
Saludos y disculpas de nuevo por el error.

Anónimo dijo...

Cuanto hubiera difrutado leyendo este artículo, el carbonero de la calle Morgado, al que le tocó vivir esta dificultosa época, pero su "Gran Poder" se lo llevó el pasado mes de Enero, faltándole solo unos días, para cumplir los 90 años.
Desde allí donde se encuentre, estará muy orgulloso del que lo ha escrito.

hermanossevillanos dijo...

Simplemente me cabe decir que seguro que ese hombre llegó a la misma vera del Señor de San Lorenzo, confio en que fuera así, porque morir diciendo Sevilla...tiene mucha tela.