6.3.07
7 DE MARZO. MONTPENSIER
Aquel día de marzo de 1851 el palacio de los Duques se vistió de gala. Llevaba tres años en restauración para poder convertirse en una pequeña corte pero el esfuerzo había merecido la pena. De una antigua escuela de Náutica, el viejo edificio pasó a ser el palacio más bello de la ciudad. Incluso se le cambió el nombre. Ya no sería San Telmo. Ahora sería el Palacio de los Montpensier. Nacía la leyenda en la Sevilla del Romanticismo.
Con el nerviosismo propio de su juventud, los hermanos de Montserrat acudieron al Palacio. Llevaban sus mejores galas y sus medallas relucían como nunca. Aquel año iban a volver a procesionar y unos hermanos ilustres iba a entrar en la Cofradía. Era Don Antonio de Orleáns y su mujer doña María Luisa de Borbón, la hermana y el cuñado de toda una reina de España, Isabel II. En el salón de los espejos de palacio se entregaron las medallas de los nuevos hermanos mayores perpetuos. No sería su única cofradía. Pero sí el símbolo de una nueva época. Nacía el Romanticismo en la ciudad de Sevilla. Y renacía la más romántica de las cofradías: nazarenos en blanco y azul, hebillas en los zapatos, alegorías de la Fe y la Verónica, castillos y leones en el terciopelo azul de la Virgen de Montserrat... Adiós al negro y al silencio. Nacía el color y el Romanticismo.
Probablemente aquel día de marzo Don Antonio de Orleáns empezó a soñar con llegar a ser un día el rey de España. Y comenzó por su propio palacio. Terciopelos, maderas nobles, espejos franceses, retratos de la mejor pintura de la época y flores de lis en las rejas. Todo un símbolo: las flores de los reyes franceses al lado del Gualdalquivir. Y el Duque de Montpensier comenzó a soñar con el trono. Lo tenía todo. Era descendiente de reyes franceses, culto, rico adinerado, centro de la sociedad de su época. Y estaba casado con una hermana de la Reina. Pero tanta ambición no tenía fin. Participó en la Revolución de 1868, fue exiliado, mató en duelo a todo un príncipe, de nuevo el exilio, nuevos regresos, nuevas expulsiones. Cuando casó a su hija Mercedes con el futuro Alfonso XII se veía de padre de reina. Pero la mala suerte parecía haber marcado a su familia. Y su hija murió joven entre el llanto de la Sevilla Romántica.
Muerto el duque, su mujer María Luisa envejeció en la ciudad que fue su corte definitiva. Al morir dejó a la ciudad la tristeza del recuerdo y el parque que lleva su nombre. Por allí paseaba su melancolía en sus últimos días. Y cuando recordaba aquel día de marzo de 1851 dicen que una sonrisa iluminaba el rostro de aquella anciana...
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9 comentarios:
Siempre me han gustado sus artículos. Los sigo desde hace tiempo, y de hecho, agregué su blog en el mío.
Este último artículo me ha gustado mucho, y aprovecho para darle la enhorabuena, tanto por él como por su blog.
Sevilla agradeció mucho la llegada de los Montpensier, volvió a subir cotas de popularidad en España, y gracias a sus intervenciones, el Romanticismo la impregnó mientras dejaba los ecos del Barroco atrás. No llegó, ni mucho menos, a alcanzar el nivel que tuvo en los siglos XVI y XVII, pero le dio tiempo a soñar, aunque no mucho.
Saludos y enhorabuena.
Una vez tuve la oportunidad de entrar y verlo a fondo, el romanticismo que tan bien describes se respiraba hasta en los mínimos detalles, las caballerizas, la íntima capilla, la escalera maravillosa de mármol y el jardín, donde aunque suene raro, tuve la oportunidad de oir cantar a Camarón de la Isla.
La Sevilla de los Montpensier es una Sevilla de encaje y blonda, absolutamente delicada, pero hermosísima, como una acuarela de Carmen Laffon.
Yo también le tengo en mis favoritos.
¿Qué diría el Duque si viera los "retoquitos" de Vázquez Consuegra? ¿Esos oculitos de barco en pleno salón de los espejos?
Querido anónimo, por desgracia esos "retoquitos" que usted dice de Vázquez Consuegra, son paradigma de lo que tantas veces se hace sin un buen consenso, sin un buen consejo y sin respeto alguno. En ocasiones, a lo largo de la Historia del Arte, se han realizado intervenciones que con el paso del tiempo se adecuan y adaptan al marco en el que se han realizado, aunque bien es verdad que no todas son acertadas.
Este es el caso del Palacio de San Telmo, que como bien dices, se ha modificado su Salón de los Espejos. Este acontecimiento me recuerda al del Ayuntamiento de Sevilla, cuando fue ampliado por Demetrio de los Ríos, el cual decidió quitar los tondos de Diego de Riaño, de una calidad artística incuestionable, para colocar otros que él creía 'más adecuados'. Tdodo ello supuso el desmantelamiento del programa iconográfico concebido en 1527. Actualmente, los tondos originales están abandonados al olvido en un rincón del Jardín de las Delicias, donde más de una noche han sido castigados por los jóvenes que hacen sus 'botellonas' allí.
El Ayuntamiento se modifica en pleno siglo XIX, momento en el cual ya se tenía conciencia del Patrimonio Hitórico-Artístico. El Palacio de San Telmo se modifica en el año 2004 (si no me falla la memoria), año en el que se supone, tenemos una mayor conciencia de la riqueza artística que poseemos.
Saludos.
Que malos mengues me da en estas fechas San Telmo, más de una vez hemos acabado allí dentro con las túnicas mojadas...
De la perversión de los divos arquitectónicos mejor me guardo la opinión.
Pues no se guarde la opinión, querido amigo. Uno de los problemas de esta ciudad es su complejo de ciudad provinciana que quiere quitarse de vez en cuando mediante eso que llaman obras emblemáticas y obras modernísimas. Y muchos arquitectos actuales son los dictadores del momento: si se habla en contra de ellos rápidamente cae la acusación de conservadurismo, de cateto, de carca... Siempre sacan a relucir el simplismo ese de ¿qué hubiera pasado con la Giralda si no se hubiera hecho su cuerpo de campanas en estilo renacentista?. Pura prepotencia. ¿No se dan cuenta que todos no son unos nuevos Hernán Ruiz?. Es como los imagineros hasta los años noventa. ¿Acaso no podían distinguir entre su función restauradora y la existencia de una obra con unas determiandas características?. Pero aquí para ser modernos hay que hacerce una foto con ¿artista? rapado, con aires de tecno-pop, con su camisita negra y su apellido impronunciable. Y las setas nos la comemos (nunca mejor dicho) nosotros. Y no hablemos del estucadito o los oculitos que comentaban del salón de los espejos de San Telmo...
(P.D. No hablemos de lluvia, porfa....)
Como arquitecto he tenido esta discusión cientos de veces y he llegado a la conclusión de que no lleva a ninguna parte.
El tiempo es el único que puede juzgar la obra arquitectónica.
Las más bellas ciudades cuentan con ejemplos de convivencia armónica entre lo viejo y lo nuevo... se me ocurren cientos de lugares... las vidrieras de Jean Bazaine en la iglesia gótica de Saint-Séverin de París...
fr.wikipedia.org/wiki/Jean_Bazaine
La place Igor Stravinsky con la iglesia de Saint Mérry de fondo...
www.voix-nomades.com/photo-image-2256_3-view-blog.html
La misma pirámide del Louvre, de I.M.Pei, que estuvo a punto de causar la segunda revolución francesa (antes de que Sarkozy la produjera) y ahora es un orgullo para los parisinos...
En Berlín podemos hablar de la Alexanderplatz, en Londres de la rivera del Támesis... la recuperación de la Ría de Bilbao...
es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADa_de_Bilbao
Hasta las piscinas fluviales de Zoido en Copenhagen...
Afortunadamente con la torre de Pelli pueden caer muchos falsos mitos de esta ciudad... a veces... tela de rústica.
Eñ Señor eresmicurz suele estar atinado como siempre. La generalización no es buena. De hecho cita ejemplos de calidad en lo referido a lo que podríamos llamar integración entre la arquitectura histórica y la actual, muchos de ellos fantásticos. Yo me refería, como puede intuir, a determinados ejemplos. Yo creo que pod´riamos concluir en que igual que todo lo histórico no es sinónimo de bueno tampoco lo es todo lo contemporáneo. Ni mucho menos...
Gracias por sus aportaciones a todos ( y todas que diría Doña Cándida....)
Usted se refiere profesor a la compra de una marca, de un sello. Como cuando se compra un Audi o un BMW pensando que nunca se van a estropear... y lo caro que salen las dichosas piececitas.
Eso lo hacen todas... Becerril lo hizo con Moneo para el Prado (de San Sebastián), Barberá con Calatrava... ahora Monteseirín con Zaha Hadid para la biblioteca...
A veces sale bien. La demanda hotelera de Bilbao dio un subidón con el Guggenheim. Hay quien va a La Ciudad de las Ciencias y de camino descubre Valencia...
Es una opción, aunque creo que no es la de Sevilla. Somos noveleros pero luego... que le pregunten a Gary Bedel.
Lo de tecno-pop ha estado güeno. Se puede ver la foto en:
smsevilla.blogspot.com/2006/09/llegaron-unos-arquitectos.html
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