20.4.08

21 DE ABRIL. HUESOS


Corría, si es que el almanaque llega a la carrera, el año 1401. Tenía 67 años y la peste se lo llevó de este mundo. De nada le sirvió buscar protección en la localidad de Cantillana. La epidemia de la calavera y la guadaña se lo llevó por delante. Había sido un buen arzobispo, posiblemente pasaría a la historia por algunas de sus fundaciones: desde la hermandad de los Negros a la propia Cartuja. Le quedaba mucho por vivir pero le llegó el momento. Momento para que los huesos de don Gonzalo de Mena descansaran en paz...o no.
Casi dos siglos después, en 1594, los huesos de don Gonzalo todavía estaban dando vueltas. El 24 de Enero de aquel año se hacía un traslado, solemne como todos los sevillanos, de los restos del arzobispo apestado. Una descripción que pormenorizó Francisco de Ariño, uno de esos historiadores con calle segundota, de este forma:
“...Sacaron los güesos del cardenal Gonzalo de Mena, padre y fundador de su orden y monasterio de la Cuevas, los cuales estaban en depósito en la Santa Iglesia Mayor de Sevilla, por los duques de Alcalá, y salieron acompañando los güesos del fundador de las Cuevas quinientos clérigos, curas beneficiados y capellanes de las collaciones de Sevilla y de Señora Santa Ana de Triana, y trescientos y ochenta y cuatro frailes y monjes de las órdenes que salieron de las iglesias y monasterios siguientes:
De la iglesia mayor 34 capellanes con sus velas de a dos libras y cuatro reales cada uno. De las demás collaciones 418 capellanes, todos con sus velas de a dos libras y cuatro reales cada uno. De todos los monasterios de Sevilla 324 frailes. De San Isidro y San Jerónimo y de la Trinidad y de Montesión doce frailes de cada orden. De San Benito y de San Basilio. Doce monjes. De San Francisco de Paula y del Ángel de la Guardia, doce frailes, que son por todos frailes, monjes y capellanes ochocientos y ochenta y cuatro, a toso los cuales les dieron a cada uno una candela de cera blanca de dos libras y un real de a cuatro para todo el que quiso quedarse a comer mesa franca...
...no quedaron niños de todas las cofradías que no fueran acompañando los güesos, en que hubo mucho de ver, y llevaban sus ropas puestas y sombreros señalando cada uno de qué cofradía era, y a cada uno le dieron dos reales y una vela de cera blanca de una libra, y se quedaron a comer todos los niños de las cofradías en las Cuevas...”
Concluyendo. Lo de pagar el bocadillo para ir a mítines o a traslados no es nada nuevo. Que la ciudad puede quedar vacía por una procesión, tampoco. Aunque bien mirado, constatar que unos huesos pueden movilizar a miles de personas es algo bien llamativo. Huesos movilizadores, propedéuticos, formativos y motivadores. Huesos LOGSE.
Y eso que no eran huesos de santo...

6 comentarios:

J. Iván Martín dijo...

Impresionate el texto amigo rascaviejas... no conocia esta historia... por cierto ¿los huesos donde los enterraron al final? esque no me ha quedado muy claro...

Ya puedes visitar mi nuevo blog, "las otras devociones de Sevilla". Entra en "Las fotos de un cofrade" y pulsa sobre el enlace. Espero que lo visites...

Un abrazo.

J. Iván Martín dijo...

PD: se me había olvidado hacerte una pregunta mas... ¿la virgen que aparece en el grabado (precioso por cierto) es la virgen de las cuevas? lo digo porque se me parece mas a la desaparecida virgen de las maravillas de San Juan de la palma que a la virgen de las cuevas que se encuentra en el museo de bellas artes(obra de juan de mesa).

Un abrazo.

Rascaviejas dijo...

Los huesos están, se supone, en la capilla de Santiago de la Catedral. El grabado muestra la dedicación de la Cartuja sevillana a la Virgen de las Cuevas pero no tiene porqué ser exactamente la del Museo.
"Las otras devociones" prometen y mucho...
saludos

Herodes Antipas dijo...

Chapó, Rascaviejas, cómo siempre. Un fuerte abrazo.

Moe de Triana dijo...

El pobre después de muerto dió más vueltas que el C-1, efectivamente, según la descripción de la Capilla de Santiago, ahistartío, aunque no sabría yo que decirte miarma... El otro día me pareció verlo cogiendo un taxi en Torneo.

¡Un saludasso!

el aguaó dijo...

En Sevilla gusta mucho eso de mover huesos...

Un abrazo.