30.8.09

1 DE SEPTIEMBRE. TRES AÑOS

Te habían dicho que las cosas carecían de importancia, que la importancia se la dábamos nosotros, nosotros...y el tiempo. Tiempo de vanidades donde la generación tuenti cuelga miles de fotos de su perfil y de sus perfiles, donde los puretas del feisbú hacemos lo mismo pero de forma diferente, o parecida, o exactamente igual; donde la gloria se mide en tiempos de permanencia como amantes de paquirrines o de Pippis, ¡ay que me hago pipí!; donde la fama toca las trompetas más desafinadas de la vulgaridad o de la provocación, o de la palmas que se sepan tocar, o del tiempo, memento mori, que seas capaz de aguantar contando mentiras en DEC o en el Sálvame sin cofradía o en el Diario de las Patricias nada romanas de turno... El tiempo pone a cada uno en su lugar... Y una m, que fíjate el tiempo que llevas aguantando a algunos políticos en el cargo o a Belén Esteban en la tele...

Siempre pensaste que el tiempo es relativo. Que veinte años no es nada pero que tres años son mucho. De bebé, a medio hombrecito. Con un rinconcillo donde hablar y donde escuchar a tanto visitante. Palabras que habías lanzado al viento misterioso de la radio y que luego se aferraron a la red. Red de amigos. Aprendiste más que diste. Quizás no fuiste lo suficientemente atento, pero agradeciste hasta la última palabra y hasta la última atención. Hasta juntaron en papel con una Giralda sonriente muchas de aquellas palabras...

Casi nunca exhibiste tu cara en aquel rincón, que aunque no lo parezca, mucho queda en ti de la vergüenza de tu infancia. Infancias en blanco y negro, y de manos en el bolsillo, viendo pasar la vida con toda la ilusión del mundo. Con un apariencia de formalidad que escondía una visión alegre y optimista de la vida. La que sigues teniendo. Alegría por vivir, por hacer, por compartir, por escribir, por disfrutar de este lugar en el mundo en el que te tocó vivir... Desde pequeño le cogiste el cariño que se tiene a la madres, aunque a veces fuera para ti madrastra rodeada de hermanastras... Así que pase el tiempo. Al principio llegaste a contar entradas y visitantes. Un día pasaron de cien mil y decidiste que no importaban los números, que eran mejor las palabras, los sentimientos y las compañías silenciosas... Tu blog se está haciendo mayor. Se le está poniendo cara de hombrecito. Debes prometer que no guardarás tus historias, ni tus manos en los bolsillos. La grata compañía lo merece. También merece la celebración. Por una vez decidiste salir en la foto. No todos los días se cumplen tres años...



1.8.09

31 DE JULIO. MANOLITO PISCINAS (CERRADO POR VACACIONES)

La cuarentena ya había pasado por su mente, por su coronilla y por los pliegues de su flácida barriga. En épocas pasadas se había estancado su camiseta publicitaria de pinturas Procolor convenientemente customizada en torno a las axilas, la pelambrera salvaje de sus escondidos pectorales y el largo follaje (con perdón) tropical que estampaba su colorista bañador. Bebía tinto con Casera en el club social de la piscina de los apartamentos puerta Este, bloque 8, torre 4, casa 5, parcela 32, sector A, 2ª fase; más conocidos como los Minaretes del Edén, complejo nombre que Manolito no entendía pues no sabía de arte islámico, aunque solía empezar sus conversaciones de barra de la misma forma:

- En la gloria, Paco, aquí se está en la gloria...

Largos diálogos monotemáticos de sesuda complicidad con su compadre Curro, un amante de cualquier actividad que no tuviera que ver con su nombre.

- Vaya cómo están las hembras Paco... hoy hay aquí más carne fresca que en el Merca...

Otra frase hecha que servía para introducir cualquier diálogo:

- Paco, ¿tú te acuerdas del anuncio de Fa, el de los limones del Caribe? No me digas que no, hombre, que fue la primera vez que vimos unas tetas por la tele... Luego vendrían la Estrada y el Papus, la revista que compraba mi viejo, pero nunca hubo limones como aquellos... `¡Qué tiempos...! ¿Y de las niñas del ballet Zoom, cuando la cámara se ponía debajo y les veíamos las cachas?... Eso sí que eran portapeos paempujá y no los de las esmirriás de hoy, míralas, con las piernas más delgás que los palillos que ponen en Diego pa los caracoles... ¿Y los primeros coños, Paco? ¿Te acuerdas cuando nos colamos en el cine Juncal pa verle el potorro a la Cantudo? Eso sí que era un bosque y no los pinares de Alcalá, que me llevé tres días pensando en aquella pelambrera... ¡Ay qué tiempos!, Paco, que te llevabas tres horas con el sanfrancisco en la discoteca hablando del Sandro Yiacobe pa podé tocá unas cachas y no digamos si querías tocar más caliente... Que pa caliente nosotros, más que el queso de un san Jacobo... Pero antes era de verdad, Paco, sin plásticos, ni depilaciones, ni mariconadas...

En medio de tan profunda reflexión pasó por delante de la pareja una escultural hembra con bikini y presunta depilación brasileña, pectorales visiblemente siliconados, morros posiblemente pasados por el bottox, piernas claramente ejercitadas en el Vibro Power de Teletienda y nalgas quizás recauchutadas en la clínica estética recién abierta en el barrio. El contertulio recordó sus afición juvenil por los piropos y decidió lanzarse al ruedo de forma delicadamente explícita:

- Niña, te la meto jadeando y la saco goteando...

La respuesta, cargada de masculinidad en el tono y en las formas, no dejó lugar a ninguna duda:

- Procura que no te la meta yo, que te voy a dejá el culo como la bandera del Japón...

Sorprendido, cabizbajo, avergonzado, humillado y derrotado, Manolo terminó la conversación, pagó el tinto de verano y regresó a casa pensando en los antiguos limones del Caribe...