17.12.06
19 DE DICIEMBRE. LA ESPERANZA
Como se acerca tu día, volveré a verte un año más. Me acercaré a tu casa para besarte y, un año más, me quedaré sin palabras. Mirarte a la cara me costará; será un esfuerzo, pero al mismo tiempo no sabré hacer otra cosa. Y tu cara me acompañará el lunes, y el martes, y el resto del año...
Un año más, no sabría decir cuál es tu edad. Alguien me contó que andabas por los diecinueve pero en tus ojos hay mucho tiempo, mucha alegrías y muchas penas, pero sobre todo muchas esperanzas. Esperanza de siglos.
Creo que llegaste a esta, tu tierra, en los años finales del siglo XVII, aunque en eso nadie se pone de acuerdo. Unos dicen que naciste de manos de una mujer, otros que de un artista desconocido, otros que de unas manos triunfadoras. La cuestión es que te fuiste a vivir cerca de la antigua muralla, entre huertas y gentes sencillas que vieron en ti un motivo para seguir existiendo. Llegaste y te pusieron un nombre antiguo. El nombre de los salmos que se rezaban en la catedral de Toledo para anunciar la llegada del Niño Jesús. O Sabiduría, O Vara de David, O Enmanuel, O Esperanza Nuestra. Aunque tanto te identificaste con tu barrio que, al final, os transformasteis en la misma cosa.
Cuando hoy te vea volveré a comprender por qué te quisiste transformar en madera. Madera en el rostro, madera en las manos y un simple candelero para que tus devotos te vistieran de Reina en las alegrías y de mujer de Jerusalén en las Penas, que de todo has vivido. Mirándote a los ojos volveré a comprender que las cosas importante no se pueden explicar, que todo en la vida tiene muchos matices. No sabré si ríes o si lloras, si levantas una ceja o es que relajas la otras, si tus lágrimas terminan o empiezan. Alguien me dijo que la fe era creer en tanta belleza. Y puede que no le faltara razón....
Sentado en tu casa, llena de invitados, como siempre, recordaré muchas historias que alguna vez se inventaron en tu barrio de la Feria: que si te quisieron cambiar por un reloj, que si un borracho te tiró un caso de vino, que si te quisieron vestir de republicana en 1873... Pero tú sabes que haz vivido historias que no son invenciones: todavía recuerdas cuando te metieron en un cajón de madera para huir del maltrato de la incultura, y tu escondite en un refugio, envuelta en sábanas mientras tus hijos se mataban unos a otros. Tampoco olvidarás cuando murió aquel torero que tanto te quiso y te vistieron de negro, un luto que te recordó la muerte de la Jerusalén de hace dos mil años...
Pero también has conocido glorias, y coronas y pregones, y sobre todo confesiones de tu gente. La gente que hoy, entre verdes, bordados, risas y llantos comenzaremos a vivir un tiempo de espera. Y junto a San Gil volveré a comprender aquello de que la Esperanza es el sueño de los que están despiertos.
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6 comentarios:
Como dijo Juan Ramón "no toquéis la Rosa, que así es la Rosa".
Un atril en estos tiempos... Dios nos libre.
Bellas palabras. Decirle cosas hermosas a la Esperanza es sencillo por obvias razones, pero como describes en el comienzo de tu texto, practicamente imposible cuando se está ante Ella.
Sencillamente delicioso, justo lo que se siente delante.
Enhorabuena.
Visite mi blog, algo en común tenemos.
Esta semana en nuestros blogs todos hemos tocado el mismo tema, por algo será...
Ya lo dijo Núñez de Herrera: "Hay sus opiniones..."
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