15.10.07

16 DE OCTUBRE. MIERDA


No serían ni las siete de la tarde cuando llamaron a la puerta. Lo recuerdas como si fuera ayer. Habían llamado poco antes por teléfono preguntando por el doctor. Algo habitual en pacientes con poco tiempo y para una consulta siempre llena. Cuando sonó la puerta había algo de desconfianza en la mirada de aquellos jóvenes. Miraron a su alrededor y apenas hicieron comentarios sobre la consulta, quizás ojearon alguna fotografía del doctor con algún famoso cantante. Siguen estando colgadas en las paredes, entre títulos de largo nombre, pero ahora parecen tener una carga de pésame colectivo... Te sorprendió que uno de los jóvenes no quisiera sentarse. Tendría prisa. Hubo un cruce de miradas y entraron en acción. Siempre pensaste que eso quedaba para las películas, pero aquel maldito día te tocó la entrada para un pase en directo. El que parecía más joven empujó violentamente la puerta de la consulta y entró corriendo. Quizás fueron tres, cuatro o cinco segundos. Alguien gritó cuando vió al joven sacar la pistola y apuntar sobre el doctor. Él, que tantas voces había curado, no tuvo tiempo ni para alzar la suya. Disparo mortal a quemarropa. Sólo recuerdas el rojo que tiñó su bata blanca y la carrera de los dos clientes. La locura había llamada a tu puerta antes de la siete de la tarde de aquel 16 de octubre. Habían matado al doctor Muñoz Cariñanos.
Casi no reaccionaste pero hubo a tu alrededor quien salió corriendo. Corrían los asesinos pero los sentimientos galopaban más. Te contaron que llegaron a la Alameda y que, corriendo, se plantaron en la Macarena. Apenas unos minutos. Desde tu calle Jesús del Gran Poder a la Basílica de tu Virgen en apenas un momento. Lo que para ti siempre fue un paseo era una macabra carrera para otros. Cerca del Parlamento fue el tiroteo con unos policías. Hirieron a uno de ellos que quiso coger un coche mientras gritaba “mierda, me han dado, mierda...”•.Al momento era detenido Jonn Igor Solana pero el compañero escapó. Toda Sevilla, y esto si que no es un tópico, contuvo la respiración durante horas. Había que atrapar al otro asesino. A las pocas horas Harriet Iragi, semidesnudo, sangrando de su herida, era acorralado por la policía en el mismo barrio. “Soy de la ETA, no disparen”. Alguien te contó que al ser detenido hubo que lavarle la mierda que se había hecho en los pantalones... Todavía te parece que fue ayer. En días como hoy te acuerdas que dos años más tarde fueron condenados a 53 años de prisión. Pero sobre todo te acuerdas de la mierda en los pantalones de aquel paciente. Y cuando sigues oyendo hablar de referéndum, de autodeterminación, de conflicto, de patrias y de banderas piensas que la mierda sigue a tu alrededor. Una mierda que sigue oliendo igual de mal...

7 comentarios:

Reyes dijo...

Un amigo mío, policía local, fue testigo de esa mierda.
Siempre que lo cuenta, lo recuerda como si se tratase de un ser despreciable y ridículo, con mirada de asesino.

el aguaó dijo...

Cuando vi las imágenes en la tele sentí un asco repulsivo, pero también vi a la policía atrapando una mierda, un barrio atemorizando a un asesino, vi como pedía la gente que lo soltaran, que ellos se encargaban de él. Vi como Sevilla se echaba a la calle y colaboraba. Lo que no pude ver es como limpiaban la mierda una sola vez.

Llevas razón amigo. Sigue oliendo mal.

Un fuerte abrazo.

bogar dijo...

Estimados Señores:Seguirá oliendo mal mientras los politicos no se pongan de acuerdo para algo tan sencillo com salvar vidas,pero lamentablemente se les va la fuerza por la boca.Un fuerte abrazo a todos los que esta mierda les haya poddido salpicar

eres_mi_cruz dijo...

Se avecinan nubarrones...
y cuando caiga el rayo...
haremos lo que más nos gusta a los españoles...
sacarnos los ojos.

Anónimo dijo...

...Pero Zeus le permitió a Lamia que pudiera sacarse los ojos para descansar...

Que triste que tu comentario esté tan cargado de razón.

Profe, chapó

Anónimo dijo...

Cuando a uno de los mierdas de esta escatológica y terrorífica historia lo atendieron en un hospital, lloriqueaba ante los médicos que le curaban la herida de bala afirmando que "no había matado a un médico, sino a un militar".

Desde aquel día, tuve claro que la mierda no solo es inconsistente y huele mal, sino que además es cobarde.

Saludos

Anónimo dijo...

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