22.10.07

23 DE OCTUBRE. EL CONFERENCIANTE


El conferenciante sabía que muchas de sus charlas terminaban mal. Hablaba claro y criticaba las males de una España que por aquel entonces, el año 1912, parecía seguir anclada en el pasado. Había venido a Sevilla invitado por el Círculo Republicano. Le había impactado su Semana Santa, para lo bueno y para lo malo, pero no podía soportar dos de las señas de la ciudad: el flamenco y las dichosas corridas de toros.
Al llegar al salón de actos le sorprendió una asistencia masiva, con un público variado: muchos jóvenes, algunos señores de la alta burguesía, y alguna señora vestida para la misa del domingo. Sentado en la tribuna escuchó una presentación correcta, ni muy exagerada en el recuento de sus libros o de sus andanzas, ni con la cortedad superficial de otros sitios. Estaba algo absorto cuando oyó la frase introductoria:
- "Señoras y señores, cedo la palabra a Don Eugenio Noel".
Tras el forzado aplauso, el conferenciante decidió entrar en materia haciendo una cita a uno de sus maestros:
- Me van ustedes a permitir que cite a don Miguel de Unamuno, en su opinión cobre el tema que nos ocupa: “uno de los mayores males de España es la afición a los toros y a la flamenquería contada su secuela de superficialidad y ramplonería con la chulería, y aún con otras peores, es que entre la gente de la afición es donde más se leen los semanarios pornográficos, y, me aseguran, que apenas hay casa de lenocinio en donde no se encuentren libros y seminarios de toreo...”
Notó que había asistentes que se incomodaban por aquellas palabras. Daba igual. Continuó atacando lo que llamó el flamenquismo, llegó a decir que era uno de los males del señoritismo andaluz; atacó las corridas de toros diciendo que era un síntoma de la decadencia de España, recordó que ni a Baroja ni a Azorín ni a Unamuno les gustaba el flamenco, y unió la prostitución, las juergas flamencas y las corridas de toros como los tres males del país. Fue aquí cuando llegó lo peor. Uno de los asistentes se levantó y le gritó:
- "¡Será maricón!. Éste nos quiere dejar sin juergas, sin toros y sin putas. Váyase a su tierra...!"
No fue el único. Varios de los asistentes más jóvenes se levantaron con intención de agredirlo y el conferenciante tuvo que salir corriendo. Aquí comenzó una larga carrera que atravesó buena parte de la ciudad entre golpes, empujones y gritos de los que defendían el flamenco y los toros y los que se habían atrevido a hacer una crítica. Fue un 23 de octubre de 1912: el día que Don Eugenio Noel, el más antitaurino de la época, corrió por el centro de Sevilla.
Menos mal que no existía “El Tomate”...

12 comentarios:

Rascaviejas dijo...

A Rocío Plaza, que sabe muchas historias de flamenco y que va a comenzar la mejor historia...

el aguaó dijo...

Este señor no tuvo en cuenta que su vida peligraba. Es como irse al Gol Norte del Sánchez Pizjuán y gritar a los cuatro vientos "¡viva el Betis!" o al Gol Sur del Villamarín y dejarse la garganta en un "¡Sevilla!".

No conocía la historia amigo. Gracias por una nueva lección.

Un fuerte abrazo.

Reyes dijo...

La desconocía absolutamente.
Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Le echó valor.
Su ideología republicana y socialista le permitió escribir apasionados artículos que crearon mas de una polémica y no digamos sus ensayos...
Me encanta esta conferencia que relata.

Enrique Henares dijo...

Genial anécdota. Muchas gracias por darla a conocer.
No sabía lo que se perdía sin gustarle los toros...

Lorenzo Blanco dijo...

Pues vaya un nota, ni los toros, ni el flamenco ni las cofradías. Porque la verdad, las cofradías tampoco salieron muy bien paradas en su librito de 1916.

Lo que hizo este individuo de apellido de 25 de diciembre es tocarle los coj... al personal. No me extraña que corriera esos particulares sanfermines de octubre en esta patria chica del flamenqueo, el toreo, las cofradías y alguna que otra loba.

Saludos

Isaac García Expósito dijo...

Hombre, es que su libro de Semana Santa es un bodrio, por no decir tomatero. Cogió lo peorcito de la teología liberal y lo aplicó a la Semana Santa.

Pero claro, hay que entender la época. Alfredo Loisy, Tyrrell, H. Schell, Rómulo Murri y Ernesto Buonaiuti, eran "herejes" con mayúsculas. Noel era más bien del tomate.

Cosas del modernismo que con su crítica, acrítica, quería inventarse una nueva religión.

eres_mi_cruz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
eres_mi_cruz dijo...

Coño, es César Vidal sin gafas y con la permanén...
Menos mal que no existía "El cortijo 1907"... ni er clipe...
porque entonces habría intentado meterle fuego... y yo lo habría ayudado caso de haber sido coetáneo suyo...
TRAJANO: ¿Cayetano?...
no le gusta er temita a Cayetano...

Pues sí, a mí también me gusta esa conferencia...
y eso que Don Eugenio, afortunadamente para él, no conoció el flamenquito ni el beefcake taurino actual...
En fin, glauca, lastrados para siempre...
como diría la canción:
"Andalucía, manantial de lumbre...
que no alumbra su camino"...

Anónimo dijo...

Tu lo has dicho.

del porvenir dijo...

Falserío es lo mismo que he pensado, es clavado a Don Cesar, y tocaba los cojones igual que los toca Vidal ja,ja

Rascaviejas dijo...

Como el prolífico se entere igual nos demanda, o incluye en su factoría hacelibros uno dedicado a su hermano del alma gemelo.
Alguien me dio una vez una definición de César Vidal: un tío al que no le da tiempo de leer los libros que escribe... Clavao.