12.6.08

11 JUNIO. EL ROMANO


Se llamaba Sexto Julio Posesor. Vivió en la Sevilla de hace 2000 años, la ciudad que los romanos llamaron Híspalis. Perteneció a la familia Quirina, una de las más importantes de la época. Desde su más tierna infancia fue educado por los mejores profesores de la Roma del siglo I, la Roma del Emperador Augusto. Y fue precisamente este emperador el que mandó a su padre, un patricio de reconocida fama, a las lejanas tierras de Hispania.
Sus padres supieron adaptarse pronto al cambio y Julio se sintió pronto un hispano más. El nuevo destino le gustó. Híspalis era un sitio caluroso, una ciudad especialmente insoportable en verano, con tantos brazos de río y tantas lagunas en medio de la ciudad. Pero algo había allí de su Roma natal. En aquella modesta ciudad de Híspalis creció y se educó Julio, llegando a convertirse en uno de los personajes más queridos de la Sevilla de su época. Ya por entonces hablaban latín todos su habitantes y todos tenían los mismos derechos que en su Roma natal. Con el tiempo un conocido suyo, Marco Ulpio, llegó a ser nada menos que emperador. Fue la época en la que Julio llegó al cargo de procurador de la Bética, una de las provincias más ricas del Imperio. Y Julio fue feliz. A su trabajo unió su dedicación al mundo de las letras: siempre fue un poco bohemio, una especie de intelectual de su tiempo. Incluso se dejó barba, algo que todavía no estaba de moda entre los hispalenses. En aquellos años Julio pudo realizar la casa de sus sueños en la zona norte de la ciudad, con todo el sacrificio y la ilusión del mundo. Fue la domus de su familia durante muchos años. Allí envejeció y allí vió crecer a sus hijos y a sus nietos. Y allí entregó su alma a Caronte para abandonar este mundo. De eso hace casi 2000 años.
Por un milagro de Júpiter, Julio Posesor pudo volver a Híspalis hace unos años. Le dijeron que estaba en el año 2005. Todo había cambiado. Notó que la ciudad ya no estaba amurallada, que ya no existían ni sus templos ni sus basílicas. Apenas encontró unos restos de su acueducto y unas columnas en un sitio que llamaban Alameda, aunque se alegró al ver el nombre de Trajano en una calle. A los pies de una gran torre encontró la lápida que le dedicaron los barqueros sevillanos cuando se jubiló y llegó a emocionarse. Pero la emoción se hizo tristeza cuando llegó a las cercanías de su casa. Debía ser por allí. Un bar llamado la centuria le recordó su juventud. Creyó ver su casa entre las ruinas. Se enteró que encima de ella iban a construir unas enormes setas de madera. No comprendió nada. Encima estuvo todo el fin de semana escuchando a los hispalenses gritar como locos. Hablaban algo sobre uan copa. Llevaban unos pañuelos verdes. Oyó que gritaban el nombre de un río. Julio pensó que los tiempos habían cambiado mucho...

8 comentarios:

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

Sí, señor, preciosa entrada. En qué buena fecha volvió el bueno de Julio a su Hispalis. Saludos

Diego Romero dijo...

Lo que yo no sé como es que no conocía a los de verde con la copa, habiendo sido él emperador de la bética.

Anónimo dijo...

¿Y este Sexto Julio Posesor tiene algún busto de bronce?

Anónimo dijo...

Profesor, me quedo con la duda si Julio vino para quedarse o solo de visita... de lo que no tengo duda es que fue un gran dia para los que gritabamos el nombre del rio...

Una entrada que le honra.

Rascaviejas dijo...

Sobre todo porque servidor es de Pilatos...el palangana

eres_mi_cruz dijo...

TRAJANO: ¡Er Poseso der Sexto!... ahora caigo, hombre...
ha dicho Julio y ma dao un nosequé...
Posesor claro... bético ilustre, bético ilustre...

"Posesor, Procurator ad ripam Baetis"
"Poseso, procúrate las pipas par Beti"
antepasao de los Kelia, hombre... los de la ranita...

Reyes dijo...

Es de las mejores entradas que le he leido.
Pero de las mejores...

Si algún día le conozo, se lo recordaré.
Para colmo, aniversario de boda de servidora.
¡No podía ser mejor fecha!

Herodes Antipas dijo...

Que buena entrada sr. Rascaviejas. Buena fecha de vuelta, como dice el amigo natural de sevilla...
Un fuerte abrazo.