23.6.08

24 JUNIO. CUERPOS MOJADOS


“En miércoles 24 de junio de 1594 años, entre las tres y las cuatro de la tarde, vino tan gran tempestad de aire y polvareda, que no se veían unos a otros, y no quedó en el río nao, fragata, chalupa, carabela, barcos ni barquillos que por amarrados que estuviesen no rompiesen las amarras y se encontrasen unos con otros, y un carabelon vino sobre la puente con tan gran pujanza que embistió con ella y se rompió por ambas compuertas y la llevó toda junta el aire y el carabelón hasta la almona, que no mamona, de Triana y fueron encima de ella dos hombre y una mujer echados, que Dios los cría y ellos se juntan, y agarrados de los cabiroles de ella y un buey y dentro de la casa del puente calló también el que pide para las ánimas del Purgatorio, más el viento, no cansado de tanto empuje arrastró como si en volandas fueran a dos fulanas del corral de la Porra, que a tocar las susodichas se dedicaban y no resistiéndose al empuje del Dios Eolo vieron volar sus enaguas y hasta parte de las mojadas medias, quedando buena parte de sus vergüenzas, que eran bien pocas, a la vista pública del mojado, en todos los sentidos, público, quedando arrastrados por el ímpetu de Eolo dos mareantes que apenas se resistieron al empuje del citado dios y del dichoso Eros, y viendo que el empuje del temporal arrastraba mercancía tan fermosa, dejaron volar sus mojadas, en todos los sentidos calzas, yendo a parar mareantes, transeúntes, fulanas, el animero, que no animoso, alguna alcahueta que pasaba y los susodichos hombres y mujeres a un rincón estrecho junto al puente que a la sazón motivó sus instintos, los más altos y los más bajos, los de supervivencia ante la tempestad y los de supervivencia de la especie humana, que aunque no sabía ninguno matemáticas, ni por supuesto enunciaban la ley de Tales, que como todo el mundo sabe, es la que prohíbe follar en los portales, de lo cual todo el mundo deduce, que el que no folla no produce, montóse, y siempre en el buen y en el mal sentido de la palabra, un auténtico número, sin premios que valieren, que para premio el que toco a hombres, mujeres, fulanas, mareantes, animero y hasta algún transeúnte que por allí pasaba y a los que la tempestad arrastraba, a los más bajos instintos, cual si borrachos fueran de tinto, por lo que oyóse decir frase malsonante, algo así como que el vino en bota y la mujer en pelota, y todos los mencionados disfrutaron sin excepción, que ahora por mi y luego por ti, arriba y abajo, al centro y pa dentro, que ya lo decía el refrán: hidalgo, hijoputa el que deje algo, y que no hay placer que se pueda comparar al placer de yantar...” Como casi siempre, después de tan placentera tempestad, llegó la calma...

7 comentarios:

Diego Romero dijo...

Ofú que ventolera,
acabaron cuales perros:
jodiendo por las aceras.

ciriovirgen dijo...

Madre mía!! y todo esto sin el previo.
Eso de la copita y el cortejo debe ser más moderno.

Lorenzo Blanco dijo...

¿De donde ha sacado ud. este texto, Rasacaviejas?

Solo le falta los dos rombos.

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

Esta ventolera me recuerda al Perfume. Me encanta su calendario Hispalence y el modo como lo escribe, el más sevillano que conozco.

Rascaviejas dijo...

El comienzo del texto es original del libor "Sucesos de Sevilla" de Ariño pero luego, como se pueden imaginar, está muy "intervenido". En realidad los sucesos que se describen son reales.

Moe de Triana dijo...

Bendita levantera la que azotó esa tarde miarma...

¡Otra, otra, otra!

el aguaó dijo...

¿Semejantes ventoleras daban antaño? Curioso...

Un fuerte abrazo amigo.