8.1.09

11 DE ENERO. PROHIBIDO ESCUPIR


Parece mentira pero era un letrerito que existía en los autobuses de tu infancia, los azules y rojos anteriores al naranja y al carmesí actual. Una prohibición impactante. Pero no era la única. Había otros rótulos con indicaciones como “Prohibido hablar con el conductor” o “Prohibido arrojar papeles al suelo”. Unas indicaciones que hoy te pueden chocar. O no. Porque las prohibiciones siempre indican una cosa: lo prohibido era lo común. O al menos existía. De hecho, a nadie se le ocurre prohibir algo que no existe. Hagamos historia:
11 de enero de 1512. Comenzaba en Sevilla un concilio provincial al que asistían representaciones de los obispados de Cádiz, Málaga, Canarias y Marruecos. El convocante era Fray Diego de Deza, el dominico que había llegado al trono arzobispal de Sevilla y que, al igual que otras localidades por las que había pasado, inició un amplio proceso de reforma pastoral en una época de demasiadas relajaciones y de bajísimo nivel moral. Una reunión en la que destacaron, sobre todo, las disposiciones relativas a la mejora del clero. Con numerosas prohibiciones y recomendaciones. Con una conclusión aterradora: si se prohibían tantas cosas... era por su general existencia. Veamos:
Se prohibía la tonsura clerical antes de los once años (lo cual indica que hubo tonsurados infantiles), se prohibía que los clérigos fueran armados (los sacerdotes con espadas y pistolas serían frecuentes), se recomendaba un hábito decente, sin colores estridentes ni sedas (con lo cual habría que ver el atuendo de algunos clérigos), se prohibían sus actividades en oficios prohibidos como el de rufián “que tiene mujeres públicas a ganar” (lo que demuestra la existencia de curas puteros e incluso chulos de toda la vida), se prohibía que los clérigos pudieran ser blasfemadores públicos ( lo que demuestra que algunas homilías serían muy dignas de escuchar), quedaban prohibidas las concubinas de los sacerdotes (lo que indica su más que generalizada existencia), se obligaba a los clérigos a conocer el latín antes de su ordenación (con lo que nos podemos imaginar las actuaciones de muchos curas dando misa, bendiciones y extremaunciones en un idioma que desconocían), se prohibía la existencia a los bautizos y a los matrimonios de sus hijos(lo cual, aparte de indicar su existencia, nos hace suponer que además muchos padres casaban y bautizaban a sus vástagos...) En fin, hasta sesenta y cuatro constituciones con todo lo que había que reformar, que mejorar y que prohibir... porque existía.
Si paseas por la calle Abades recuerda el refrán: “todos son tíos y ninguno padres”. Rememora los escupitajos del autobús. Y piensa cuanto letreritos y prohibiciones podríamos recuperar en nuestros días...

4 comentarios:

Rascaviejas dijo...

hay quien defendió aquello del "Prohibido prohibir". No está nada mal. Pero, ya puestos, ¿qué prohibirían ustedes? Prohíban, que aquí es gratuito y además nos van a hacer poco caso...

Isaac García Expósito dijo...

Oh!

¿Qué tal empezar a cumplir la ley?

Edward dijo...

Yo prohibiria ver mas de 5 minutos al día (y pongo ese límite para que se pudiera comprobar que realmente existen)ciertos programas (y canales) de televisión, que está atontando a la comunidad, siendo culpable, en parte, de que den ganas de poner por todos lados carteles de "prohibido".

Un cordial saludo. En mi primera participación en este rincón.

Rascaviejas dijo...

Pues sea bienvenido