EL ALMANAQUE
DE SEVILLA
“PIE DE FOTO”
“Y murió el rey don Pedro en edad de treinta y cinco años y siete meses, así el rey don Pedro nació en el año del Señor de mil y trescientos y treinta y tres años y reinó en el año del Señor de mil y trescientos y cincuenta años y de la era de César mil y trescientos y ochenta y ocho años, y finó en este año que es el año del nacimiento del Señor de mil y trescientos y sesenta y nueve y de la era de César mil y cuatrocientos y siete años. Y así vivió el rey don Pedro treinta y cinco años y siete meses, según hemos dicho, y así se cumplieron sus treinta y cinco años en agosto y el rey finó mediado marzo adelantado el otro año. Y fue el rey don Pedro bastante grande de cuerpo y blanco y rubio, y ceceaba un poco en el habla, y era muy cazador de aves y fue muy sufridor de trabajos. Y era muy temprado y bien acostumbrado en el comer y beber, y dormía poco y amó a muchas mujeres, y fue muy trabajador en guerra y fue codicioso de llegar tesoro y joya. Y valieron las joyas de su cámara treinta cuentos en piedras preciosas y en vajillas de oro y plata y paños de oro y otros apostillamientos. Y había en moneda de oro y de plata en Sevilla en la Torre del Oro y en el castillo de Almodóvar, setenta cuentos, y en el reino de sus recaudadores en moneda de novenes y cornados treinta cuentos. Y en deudas de sus arrendadores, otros treinta cuentos. Y mató muchos en su reino por lo cual le vino todo el daño que habéis oído. Y por ende diremos lo que dijo el profeta David: ahora todos los reyes aprended, y sed castigados todos los que juzgáseis del mundo, que grande juicio y maravilloso fue ese y muy espantable.
Stabat Mater dolorosa / iuxta crucem lacrimosa / dum pendebat Filius / cuius animan gementem / contristatam et dolentem / pertransivit gladius.
FIRMA DE LIBROS EL PRÓXIMO DOMINGO 17 DE MAYO A PARTIR DE LAS 12,30 EN LA CASETA DE LA EDITORIAL JIRONES DE AZUL EN LA FERIA DEL LIBRO (PLAZA DE SAN FRANCISCO) .
Lo había intentando todo con su hija. Remedios naturales, médicos y milagrosos. Vía lenta y rápida. Incluso había buscado la vía milagrosa.Todo era poco para su hija...
Tener dedicada una calle en Sevilla es una gloria reservada a pocos... Como diría mi suegra:“Será”... La duda es grande. Porque una ojeada al callejero demuestra demasiadas injusticias. Si derribas las murallas te ponen calle en el centro de Sevilla. Si eres un dios de la talla en madera le das tu nombre a un barrio alejado. Si haces el mejor Cristo expirante del Barroco te dan un callejón. Hasta con nombre equivocado. Y si has destacado por tu sabiduría te colocan en la antigua calle del Burro. La ciudad es así...
Memento homo... Serán ceniza, más tendrán sentido... El peor hombre que ha habido en el mundo... Vive el rico en su riqueza... In Ictu oculi...Finis Gloriae Mundi... Domus Pauperum Scala Coeli...
Ya pasó todo. O no. Muchos pasaron y otros pasaron de. Todo pasa y poco queda. Caminante no hay camino. Hay quien se queda siempre. Para hacer lo mismo. Algo así como el invento político de la Restauración, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas. Y España siempre era la criada que no participaba. Sevilla ilustre fregona. Eterna jugadora número 12 que le toca las palmas a todo el que pasa. Palmas no de la calle Alfonso XII sino por sevillanas. Olé la grasia. Se pierde la gracia y proliferan los grasiosos. Bufones de un reino de apariencias donde reinan los tiesos y donde las tiesas también buscan su lugar. Todo es cáscara. De avellana, perdón maní, revenío. Un poquito de cornucopia barroca por aquí, un espejito donde ver la vida deformada por allá, un caballito por delante y una hipoteca por detrás. Caballo adelante, crisis detrás, vámonos de frente y que no se note el esfuerzo, que aquí no nos farta de ná. Con la máscara de la alegría ferial sobre la cama te has calzado la careta de la mueca cotidiana. Adiós al arte, las grasias televisadas, los autobombos retransmitidos, los escaparates de la ciudad del millón, niño ponte ahí y baila que viene la cámara, niña canta que esto es Sevilla y aquíhayquemamá o mamársela, con perdón, al que venga de fuera y nos reinvente (ahora se dice nos deconstruya o nos desmonte), que se note que aquí no se nota la crisis, ni hay paro, ni marginación, que somos modernos con trenes de juguete y con metros de centímetros, que eres un quejoso que no sabes calcular bien las distancias, que aquí los centímetros que se miden son los que hay entre las catenarias y las cruces de los pasos y que la vida pasa y que los de fuera te ven de paso y que sirves para que se rían, para que se olviden de lo que haya que olvidarse, y olé la grasia, y olé el furbo y mañana el rosío, que esta es ciudad de fiesta sin las presentadoras del Moreno, que aquí los escotes ya no se llevan ni a la hora de pagar, que pagar pagar, no paga nadie, quizás los justos por tanto pecador ambicioso que nos metió la crisis por las partes del pecado nefando, que para nefanda y nefasta la imagen que los de arriba de Despeñaperros se quieren llevar, niño saca esa imagen, que así son los andaluces y los de Sevilla peor, y menos mal que está la Sexta que le da trabajo al hijo feo de la tonadillera para que no ríamos un ratito de ese submundo que está debajo de Despeñaperros, ilustre fregona que en días como hoy vuelve a la monotonía de su atonía. El problema de estas ciudades tan puras es que les sienta mal el rebujito...