Ya pasó todo. O no. Muchos pasaron y otros pasaron de. Todo pasa y poco queda. Caminante no hay camino. Hay quien se queda siempre. Para hacer lo mismo. Algo así como el invento político de la Restauración, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas. Y España siempre era la criada que no participaba. Sevilla ilustre fregona. Eterna jugadora número 12 que le toca las palmas a todo el que pasa. Palmas no de la calle Alfonso XII sino por sevillanas. Olé la grasia. Se pierde la gracia y proliferan los grasiosos. Bufones de un reino de apariencias donde reinan los tiesos y donde las tiesas también buscan su lugar. Todo es cáscara. De avellana, perdón maní, revenío. Un poquito de cornucopia barroca por aquí, un espejito donde ver la vida deformada por allá, un caballito por delante y una hipoteca por detrás. Caballo adelante, crisis detrás, vámonos de frente y que no se note el esfuerzo, que aquí no nos farta de ná. Con la máscara de la alegría ferial sobre la cama te has calzado la careta de la mueca cotidiana. Adiós al arte, las grasias televisadas, los autobombos retransmitidos, los escaparates de la ciudad del millón, niño ponte ahí y baila que viene la cámara, niña canta que esto es Sevilla y aquíhayquemamá o mamársela, con perdón, al que venga de fuera y nos reinvente (ahora se dice nos deconstruya o nos desmonte), que se note que aquí no se nota la crisis, ni hay paro, ni marginación, que somos modernos con trenes de juguete y con metros de centímetros, que eres un quejoso que no sabes calcular bien las distancias, que aquí los centímetros que se miden son los que hay entre las catenarias y las cruces de los pasos y que la vida pasa y que los de fuera te ven de paso y que sirves para que se rían, para que se olviden de lo que haya que olvidarse, y olé la grasia, y olé el furbo y mañana el rosío, que esta es ciudad de fiesta sin las presentadoras del Moreno, que aquí los escotes ya no se llevan ni a la hora de pagar, que pagar pagar, no paga nadie, quizás los justos por tanto pecador ambicioso que nos metió la crisis por las partes del pecado nefando, que para nefanda y nefasta la imagen que los de arriba de Despeñaperros se quieren llevar, niño saca esa imagen, que así son los andaluces y los de Sevilla peor, y menos mal que está la Sexta que le da trabajo al hijo feo de la tonadillera para que no ríamos un ratito de ese submundo que está debajo de Despeñaperros, ilustre fregona que en días como hoy vuelve a la monotonía de su atonía. El problema de estas ciudades tan puras es que les sienta mal el rebujito...
11 comentarios:
Menos mal que ya acabó la Feria...
De paquirrines, chulos a caballo, canis y gorrones hay para escribir un libro.
No te preocupes, que ahora viene el Rocío.
En el 2011 veremos que pasa con cinco días entre dos semanas de tanta enjundia...
Antonio
Hay cosas de la Feria que nunca acabo de comprender.
El paseo de caballos, es como un carrusel con caballitos de verdad.¿Adonde van o de donde vienen esos que se pasean insistentemente por las mismas calles, alargando el pescuezo para que los vean mientras empuñan la copa larga?
Otra cosa que me llama la atención es ver como los caballos andan por los adoquines y la gente por el albero ¿mundo al revés?
Saludos.
¿Llegaron los franceses? Yo me voy a Cádiz en ese caso…
Guardar trajes, guardar peinas, flores, salir de la resaca permanente… A mí si me gusta la Feria, aunque volver a la rutina de los vaqueros no está mal, una semana de escaparate ya está bien servida…
Y ¿el pescaito? ¿dónde me dejan Vdes. la noche del pescaito?
A ver señores; cuando nos vamos a enterar que los lunes nunca ha habido pescado, que las pescaderías y freidurias siempre cerraron los lunes porque los domingos no se faena en los puertos.
Que nunca nadie pidió una tapa o un plato de pescado un lunes.
Pues nada, nosotros los de la ciudad de la grasia reinventamos la ancestral tradición de frudesear o pescanovear los lunes del alumbrado.
Esto degenera amigos mios, esto degenera.
por primera vez en 53 años, NO he pisado la feria de farolillos y he sobrevivido al efecto. Es más me encuentro rejuvecido y sanado al arrancarme de cuajo el trauma histórico de tener que ir a la feria, por los niños y sobre todo porque mi mujer no entendía la vida sin ir a la feria. Me reafirmo en mis trece: la única fiesta que reconozco en esta ciudad de las vanidades es SEMANA SANTA. Saludos a todos los escribientes.
No les veo muy feriantes pero tampoco era mi intención criticar la Feria, no crean... Aunque su capacidad de análisis ya la quisiera más de uno...
Peaso foto
¿ Y estar sentado con una buena reunión de amigos en la mesa más cerca de la barandilla haciendo tertulia semanasantera mientras se va dando cuenta de algunas medias de manzanilla debidamente contenidas en un buen cubo lleno de hielo, mientras las señoras se han ido con los niños a los cacharritos y el sol va bajando y entra hacia el fondo de la barra hasta que lentamente anochece y se encienden las luces?... Momento sublime e impagable... si no fuera por lo alto de la música.
Pero las mujeres con los niños a los cacharritos. No les vaya a entrar una hernia a los señores.
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