Invitado a las charlas
cuaresmales por el año de la fe, el conferenciante decidió leer al auditorio un
texto cargado de historia. Decía así:
"Los dos partidos que
se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de
hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales,
ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de
vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta… llevarán a España a un estado de consunción que,
de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el
económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo,
estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin
ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos (...) No creo ni en los
revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos…” Poco a poco se fueron levantando los asistentes al acto, unos
justificándose por un culto de su hermandad, otros por una mudá, y otros
quejándose de que el conferenciante mezclara la política con la religión. Pocos
se enteraron de que el texto provenía de un libro titulado “La fe nacional”. Lo escribió un tal
Benito Pérez Galdós, el de la calle del Sopa de Ganso que ahora quieren cerrar.
La ciudad y el país se parecen cada vez más a la Libertonia de los hermanos
Marx…
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