20.12.07

20 DE DICIEMBRE. EL MISMO TEMA


Aquella tarde de diciembre de 1945 Sevilla era una ciudad fría y triste. En cierto modo era una ciudad vacía, con excesos de hambres y falta de trabajo; una ciudad que vivía el fin de la Segunda Guerra Mundial con una distancia fruto de las penurias pasadas. Los vecinos de la ciudad buscaban en el cine el olvido de tanta miseria. Los más jóvenes disfrutaban en el Palacio Central de “La Diligencia”, la gran película de Ford que ponía en pie al patio de butacas en unas interminables persecuciones de indios y vaqueros. Para los más nostálgicos, en el cine Llorens podía verse “Los últimos de Filipinas” toda una ocasión para sentirse un héroe con hambre en el estómago y emblema de Falange en la solapa. Los amantes de la copla habían disfrutado pocos días antes de la reposición de “Macarena”, el último gran éxito de Juanita Reina, y ya había algún seguidor que esperaba su próxima película, “Rapsodia Española”. Pero aquella ciudad sepia de cartillas de racionamiento seguía teniendo niños. Y fueron muchos los que ahorraron para cambiar el blanco y negro por el color de “Pinocho” y de “Dumbo”. Por un momento se olvidaron de iglesias quemadas, del frío en el corral y del zurcido del viejo traje, para volar encima de un elefante orejón que hacía llorar a padres y a niños.
Aquel día de diciembre la ciudad seguía herida. Por la calle San Luis seguían oliendo a la ceniza de antiguas maderas quemadas y aunque ya estaban en obras, todavía seguían cerradas muchas iglesias: San Marcos, San Gil, Omnium Sanctorum, San Julián... todas esperaban volver a ser las iglesias de la Sevilla Roja. Pero aquel día de diciembre se habló en Sevilla de otra cosa: de la Feria. Y no porque en la feria de aquel año hubiera triunfado, un año más, Manolete, con su toreo frío y elegante. Tampoco porque aquel año se hubieran celebrado el 25 aniversario de la muerte de Joselito ¡quién lo diría!, tanto años ya... Aquel día 20 de diciembre en el Ayuntamiento de Sevilla se habló de la Feria. Y fue para cambiarla de lugar. En el pleno se probó la compra de terrenos en el barrio de los Remedios para trasladar de sitio la Feria. Nada menos que 530.000 m. para mudar el Real del Prado a los Remedios. Cosas de la época. Cada metro cuadrado le costó al Ayuntamiento 11 pesetas de las de entonces. Hubo quien pensó que aquello no tenía futuro, que la zona estaba lejana, que se perdería la Feria de Cigarreras y de calle San Fernando. Aunque la idea del traslado no era nueva. Ya hacía décadas que se había pensado en otros terrenos, como los del Campo de Marte, allá por Plaza de Armas.
El cambio tardó en producirse casi treinta años. Pero aquel día de diciembre de 1945 en Sevilla se habló de la Feria. Pasa el tiempo y parece que muchas veces seguimos hablando de los mismo temas de siempre...

5 comentarios:

Rascaviejas dijo...

¿Somos tan jartibles? ¿Siempre estamos con las mismas historias? ¿Cuáles son nuestros temas eternos, aquellos a los que les damos una y mil vueltas? ¿De qué no nos cansaríamos de hablar?... No se cansen y opinen, que no hace daño...

Diego Romero dijo...

De lo que un servidor no se cansa, es de leerle. Nos ha puesto usted en el tunel del tiempo y nos ha llevado a sesenta años atrás como si tal cosa.
Enhorabuena.

J. Iván Martín dijo...

Muchas gracias señor Rascaviejas por enseñarme algo mas de la historia de esta queria ciudad.

Del tema que nunca me cansaria de hablar seria de la Semana Santa... esa es mi pasion. Creo que soy de los llamados "jartibles"... o por lo menos eso me dice mi padre...

Felicidades por el texto. Saludos

el aguaó dijo...

Yo soy muy jartible. Pero mucho, mucho.

Temas: Semana Santa, leyendas sevillanas, nuestra interminable Historia y... como no: nuestra bellísima Historia del Arte.

Y más que no diré porque soy mu jartible.

Un abrazo amigo.

P.D. Por cierto... yo no me canso de leerte.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el aguaó a dado con todos los temas de los que no me cansaria de hablar....

Un Saludo!!!