20.9.08

21 DE SEPTIEMBRE. LA PLAZA DEL PAN


Hoy vas a la calle a disfrutar y a llorar. A enfrentar nuestros más íntimos desesos con las más crudas realidades. Y si es posible, a mejorar algo la ciudad, que no digas que no te doy ideas...
Busca en tu biblioteca. Seguro que tienes un pequeño librillo olvidado que escribió Luis Cernuda. Quizás lo hayas leído, pero es bueno leer sintiéndose protagonista, y para eso su ciudad tiene mil y un rincones. Rincones donde habita el olvido, rincones con las horas contadas, rincones para vivir sin estar viviendo... Siento pedirte otra cosa. Menos poética. Busca entre tus herramientas. Y si no, ve a la ferretería. Compra un martillo gigantesco, de esos que los albañiles llaman machotas, y no seas mal pensado...
Con tan singular equipo ve a la plaza del Pan. Sí, ya sabemos que se llama de Jesús de la Pasión pero es que en Sevilla hay lugares que el pueblo todavía conserva, por lo menos en su memoria colectiva. Aquel lugar es uno. Pan de Alcalá en viejas alforjas de un tiempo en sepia ya pasado. Siéntate donde puedas. Mira alrededor. En la fachada del Salvador unos trampantojos pintados intentarán engañarte haciéndote creer que son ventanas. Siluetas barrocas de campanarios y tiendecillas. Perfiles de un aire diferente enmarcados por el almagra de tus antepasados. Unas columnas entre las tiendas te hablarán de la historia de aquel rincón. Cerámicas azules y blancas mezcladas en los ladrillos de una cúpula te contarán que Sevilla fue una ciudad cargada de algo que alguien definió como la gracia, dicho con esa “c” que aquí tanto nos cuesta. Una vez sentado, abre el pequeño libro de Cernuda. Ocnos. Capítulo Las tiendas”. Lee para tus adentros, que la belleza interior es todavía mejor que la exterior. Oirás a aquel dandy hablarle con estas palabras: “En esas tiendecillas de la Plaza el Pan cada uno de los objetos expuestos era aún cosa única, y por eso preciosa, trabajada con cariño, a veces en la trastienda misma, conforme a la tradición transmitida de generación en generación, del maestro al aprendiz y expresaba o pretendía expresar de modo ingenuo algo singular y delicado. Su atmósfera soñolienta aún parecía iluminarse a veces con el fulgor puro de los metales y un aroma de sándalo o de ámbar flotar en ellas vagamente como un dejo rezagado”. Disfruta de esas palabras y cierra el libro. Cierra los ojos y déjate llevar por la música de las palabras. Mira la plaza en conjunto. La música está hora cautiva de otros deseos. Acaban de intervenir sobre la plaza, que así dicen los neocursis. Mira el espantoso suelo que le colocaron. Mira el engendro del centro. Lo llaman farolas. Unos tubos metálicos de espanto que acaban con la estética, con la gracia y con las ganas de vivir en esta ciudad. Piensa en Cernuda. Nació un día como hoy de 1902. Su memoria no merece esto. No te quedes quieto. Rebélate y actúa. A martillazos. Tira dos o tres de esas monstruosidades. Si te llaman la atención, le echas la culpa a un tío loco que escribió un almanaque. No te preocupes, que más grafitis hay alrededor y seguro que no han multado a nadie. Acaba con la farolas, por Dios. Que si no, los insensibles de la piel sensible, los nuevos catetos modernos y los horteras nuevos ricos acabarán con la ciudad. Cuando termines piensa en Cernuda. Una vez te habló de Placeres prohibidos. Son los mejores...

20 comentarios:

Jesús Cotta Lobato dijo...

Muchas veces voy con mis hijas a esa plaza y siempre abomino de las farolas. Tendré en cuenta lo de la machota.

Diego Romero dijo...

¿Sabrán esta gente lo que es piel, y lo que es sensible?
Baje con su machota, por Villegas, Manuel Cortina y adéntrese en la Avenida, y cuando vea como un caricato de sabe Dios donde ha venido a esplicarnos el flamenco precisamente a la cuna de este, siga actuando... a machotasos limpios.

Anónimo dijo...

Vaya un dilema que tengo. Lo siento manuel, pero no sé qué penasar sobbre las farolas. Po un lado no me gustan. Por otro creo que hay que cambiar.Todo en este mundo cambia. La Sevilla de hoy no puede se como la de hace un siglo. Como a sevilla romana no tenía nada que ver con la mora. El cambio o la evoluciópn es doloroso, pero necesario. Las farolas son feas, pero no tampoco quiero el pastiche de una postal.

Anónimo dijo...

Sr. Rascaviejas, esto es el colmo.
Esta usted incitando a la violencia, a las vis compulsiva y eso esta mal, muy mal.

¿Y dónde dice usted que venden las machotas esas? -un sitio baratito-

del porvenir dijo...

En el Bazar Victoria mismo que en la esquina de Entrecárceles coje a mano de tanta tropelía.

Anónimo dijo...

Llorar por Sevilla a los sones de las palabras de quien nació en el ocaso veraniego hace mas de un siglo.

¡Muy buena idea profesor!

Anónimo dijo...

Pues no!!!!!

Las farolas pueden gstar más o menos. Puedo estar de acuerdo en que quizás hubieran sido mejor otras.

Pero en su conjunto, la plaza del Pan ha mejorado ahora respecto a los últimos 30 años, los que yo conozco.

Prefiero las cuatro farolas de hoy a la plaza aparcamiento de antes. Prefiero los banquitos que han puesto a los conteedores de basura de antes.

Yo lo prefiero.

Lacava, no te das cuenta de que no viene nadie a explicarte o que es el flamenco. Sólo viene un fotógrafo reconocido en todo el mundo ha expicarte como ve él el flamenco, o mejor dicho, una part del flamenco. Y a ti te gusta como lo ve o no, pero no debes sentirte agredido. No te impone su visión, sólo te la muestra

Jose Enrique

Anónimo dijo...

Señor José Enrique, su argumentación es discutible. Imagínese. Restauran Santa Catalina, nobles piedras a punto de caerse. Llega el arquitecto modernito y le coloca un estucado de tonos ocres, un zócalo de mármol y sustituye las esculturas de la antigua portada de Santa Lucía por instalaciones en hierro contemporáneas. Por supuesto nada de cofradías barrocas ni de liturgias antiguas. Nuevos usos: "sean bienvenidos al centro de interpretación de la tres culturas, la cristiana, la musulmana y la cultura del rinconcillo..." La iglesia queda de lujo. Impecable. Como nueva... Y podríamos decir aquello de "la prefiero así antes que en ruinas".
Pues me estaré haciendo un romántico, pero casi la pefiero ruinosa...

Respecto a la exposisición de fotografía estoy de acuerdo con usted, de hecho hay muy buenas imágenes, aunque no me negará que aquí estamos siempe dispuestos a que nos vengan a descubrir de fuera

Lorenzo Blanco dijo...

La verdad es que la Plaza del Pan nunca me ha gustado. Antes era un aparcamiento, y ahora una plaza cateta, insensible a la historia de Sevilla. Me gustaba de esta plaza una tienda de galletas, rancia donde las hubiera, y que desapareció como otro histórico de la zona: casa Marciano y su espectacular jamón de mas de 50 años (por cierto, si quieren les digo donde está).

Quizá de las últimas Monteseirinadas, la que menos daño visual haya hecho es la remodelación de San Lorenzo. No se que pensarán ustedes. Por que la Alameda, la Encarnación, la Alfalfa...uffff

Diego Romero dijo...

Me estoy acordando de un chiste… Con permiso:

El que fue a un examen oral de física, y a la pregunta del profesor sobre las principales características del aguarrás, contestó varías cosas y una de ellas era que olía muy bien…
Ante tal respuesta, el profesor ordenó a un operario del instituto a que trajese un bote de aguarrás y se lo hizo oler al alumno. Este, con voz entrecortada y dos lagrimones como dos cocos de feria respondió: ¡ea, po a mí me gusta!

Saludos.

Anónimo dijo...

Con permiso lacava, me gusta más que antes. Eaaaa

Anónimo dijo...

Un espacio público, como la Plaza del Pan, tiene una finalidad: que la gente se apropie de él y lo use.
Hasta esta última intervención, la Plaza del PAn no podía utilizarse, porque estaba "OKupada" por lo vehículos. ANtes no era gradable estar alí.

Ahora, a cualquier hora que pases hay gente allí que la hace suya mediante el uso: sentada en los bancos, comprando, en la terraza del BAr Europa.

Otra cosa es que la farola no me guste. POr cierto, no he escuchado yo tanto jaleo con los luminosos de las tiendas de novia, por ejemplo.

José Enrique

Anónimo dijo...

Por aqui hay alguno que tiene un primo en el consistorio...

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

A la vieja Dama, le han echo tanto daño, que esto de la piel sensible es pura anécdota comparado con la famosa piqueta del Alcalde aquel que ensanchó la calle Imagen y no se le ocurrió otra cosa que levantar esas dos paredes de edificios "vanguardistas". También estaremos eternamente agradecidos al otro Alcalde aquel (tan macareno y erudito de la historia de elharte), que le vendió el gran Palacio del Duque a unos grandes almacenes. Disculpe -profesor mi profesor- que rehuse a la "machota", pero es que yo me quedo pillado psicologicamente desde Imagen a Alfonso XII, ay

J. Iván Martín dijo...

A mi realmente no me gusto nada como dejaron la plaza... no armoniza con el entorno...

Un saludo.

PD: pedazo de cambio de blog

Anónimo dijo...

Vamos a ver. Está claro que la plaza ha perdido los coches y los contenedores, en eso ha ganado. Lo que no es óbice para decir que se han cargado la estética que tenía y han echo una cosa fea fea. Un consejo que les doy, metanse en la joyería que está mas cerca de la Cuesta del Rosario, observen su arcada de sabor medieval, y después miren las farolas y los bancos. Ya pueden empezar a maldecir la evolución.

Beso fuerte.

Alejandro.

ciriovirgen dijo...

Está interesante el tema.
Desde luego cualquier zona céntrica que no sea un callejón, al peatonalizarse, gana. El aparcamiento en que se había convertido la plaza era lamentable.
Ahora bien, una vez tomada la decisión de acometer la obra y peatonalización, se puede cuidar un poco más el diseño del mobiliario urbano. El que eligieron es lamentable. Supongo que costaría hasta trabajo encontrar el que finalmente colocaron.

Rascaviejas dijo...

Les agradezco las intervenciones y sobe todo el tono. Así da gusto.
Por cierto, don Lorenzo, deje caer por dónde anda el jamón de Marciano, que de aquí no salen estos secretillos...

ciriovirgen dijo...

¿Estará por calle monsalves?. Igual me equivoco.

el_camarlengo dijo...

Creo que fue José Hernández, alcalde e historiador del arte, quien se dedicó a remodelar el casco histórico de la ciudad. Seré breve.

Entiendo Sevilla como una ciudad bastante compleja pero que, de algún modo igual de complejo, vive en cierto orden y concierto. Nada más. Las cosas cambian y quizá tengamos que hacer nuestro el "renovarse o morir".

Pero evidentemente, debemos huir de dos tópicos: "tiempos pasados siempre fueron mejores" y mira que es cierto, que en la mayoría de las cosas fueron mejores, pero en la arquitectura debemos desechar esa apreciación. Y por supuesto, debemos olvidar aquel poético "los cielos que perdimos".

Gracias al Sr. Romero Murube conservamos hoy la Iglesia de San Hermenegildo, en otros monumentos. Pero eso no nos da derecho a no-avanzar. Señores, los cielos que perdimos y los suelos que ganamos...que de eso el ayuntamiento sabe mucho.