26.6.09

27 DE JUNIO. HISTORIA DE M.


Desde pequeño hubo quien señaló su diferencia. No era igual a los demás: parecía de “esos”. Diversidad imposible en un mundo de presuntos iguales. M. creció. Precisamente, al llegar a la ESO tampoco se sintió uno más: no le dejaron. Y eso que decían educarle en la diversidad, la transversalidad, la interculturalidad, la propedeútica y la flexibilidad... Y una m. (minúscula). Palabras y más palabras que M. solía comprender poco... Con lo que él entendía, no comprendía... Porque M. siguió viendo su nombre escrito por la paredes del instituto, con una palabra que no quería ni ver, como un tatuaje genocida que le recordaba constantemente su condición diversa, aquella cosa que él entendía tan normal y que tanto se empeñaban en explicarle, taparle, negarle o censurarle. Fueron años difíciles. Su peor pesadilla era la sonrisa de su compañero de banca del instituto, el aceptado que recordaba a los demás esa diversidad de la que no sentía especial orgullo pero de la que tampoco iba a renegar: era simplemente una realidad natural, como las de los números que el profesor explicaba en la pizarra mientras el presunto colega lo señalaba con dedo acusador lanzando al colectivo la palabrita dichosa. Todo un calvario por culpa de tantos judas... Pero no sólo en las aulas sintió M. el dedo acusador: en la ceguera incomprensiva de sus padres, en las reuniones de la comunidad, en los chistes del trabajo y hasta en la contemplación de las procesiones y cabalgatas marianas que solía frecuentar domingos y fiestas de guardar. Y aunque llegó un tiempo en que lo suyo (y lo de tantos otros, no te jode...) pareció extenderse y hasta ponerse de moda (las modas pasan, lo suyo siempre sería así), M. siguió sin comprender, que no entender, nada. Él que no creía en banderas, vio como otros hacían de aquello una lucha nacionalista, él que no creía en las discriminaciones, vio cómo otros hablaban de discriminar en positivo (como si fuera positivo discriminar...); M. que creía en la igualdad, vio como otros hacían de aquello un motivo para el orgullo, él que siempre había estado orgulloso de sentirse en la más pura de las normalidades... Cuando M. vio a defensores y detractores hablar de demagogias, de izquierdas y de derechas, de progresismos y conservadurismos, de proclamaciones y de discreciones, de normalidades y de anormalidades, de figurantes y de figurones que se apuntaban para la foto, pensó que el mundo no había entendido nada....
Él, que siempre había entendido perfectamente la normalidad de algunas cosas...
Todavía hay noches que sueña con aquel maldito compañero llamándolo maricón...

13 comentarios:

eres_mi_cruz dijo...

M. vive para contarlo...
P. se quitó la vida una lluviosa noche de diciembre...
fue en Sevilla, S.XXI...
a veces pongo las películas que grabamos por los secretos rincones de la ciudad...
se me saltan las lágrimas...

Juanma dijo...

Muchas gracias por regalarnos este relato en "La radio de los blogueros".

Un abrazo, querido Manuel Jesús.

Zapateiro dijo...

Ojalá llegue el día en que no tengan cabida estas historias porque pasen a la historia -valga la redundancia-.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Según cuentas que le pasa a M el no cree en la discriminación: positiva o negativa.
Ese es mi pensamiento, mientras no nos dejemos de tonterías y seamos iguales en todo y por todo habrá personas que sufran.
Flaco favor se hacen hoy los que se denominan "colectivo gay" en vez de llamarse seres libres.
Saludos.

Ranzzionger dijo...

Mire ud. por dónde hoy hemos coincidido bastante.Eso sí que es un motivo para estar orgulloso.

Anónimo de Castilla dijo...

...y M. se operó y se cambió de sexo de forma gratuita gracias a la sanidad andaluza -pagada por todos- y ya fué mujer.
Esta tarde se paseó muy orgullosa sobre una carroza bebiendo cerveza y vestida de medio monja...

En otro punto de Sevilla un anciano no puede ver la final de la copa del Rey de juveniles porque está esperando en un larga lista de espera -valga también la redundancia- para ser operado de cataratas.

En otro lugar unas monjas se afanan en limpiar cacerolas y útiles de cocina para que estén listos para dar de comer a mendigos, indigentes y vagabundos, pobres todos, al dia siguiente.

A pesar de M., de los políticos y de los organismos públicos, las monjas seguiran dando de comer a los hambrientos.

Y aunque no ha podido verlo, el anciano está contento; su Sevilla ha vuelto a ganar.

Zapateiro dijo...

Anónimo de Castilla, a lo mejor M. también hace el bien a su alrededor, no veo que una cosa tenga que estar reñida con la otra.

La gata Roma dijo...

La mayor desigualdad es tratar a todo el mundo por igual, hasta ahí claro; pero creame, no sé hasta que punto la discriminación positiva lo es, lo que si sé es que sin ella nadie haría ciertas cosas “porque si” ¿una pena? Por supuesto, pero tenemos complejo de joven democracia, que diría Calatayud, y no el de la Dolores precisamente. Lo peor es que muchos no tienen complejo de joven democracia, pues ni se han enterado de donde estamos.
Anónimo de Castilla, durante muchos años me rodeé de esas monjas que fregaban cacharros para dar de comer a quienes lo necesitaban. Allí acudían todo tipo de personas, también como M, le sorprendería saber lo que muchas religiosas piensan al respecto, igual que me sorprendió a mí saber que pensaban de los anticonceptivos y muchos otros temas, que luego , ellos, los figurones, que también en la Santa Madre los hay, se dedican a sentar cátedra, generalizando y hablando desde un despacho. Kisses

eres_mi_cruz dijo...

discriminación: cuando en los carnavales de Cádiz van los grupos de tíos vestidos de monjas con un nabo en la frente y no los sacan en el ABC...

aquí y en Pekín lo que haría falta serían presupuestos detallados... esta pasta se va a gastar aquí, aquí y aquí... facturas, albaranes, justificantes... ¿a Tserolo quién le ha pagado el viaje?...
entonces es cuando se les caería la cara de vergüenza...

Ranzzionger dijo...

Amigo eres mi cruz, últimadamente me preocupa ver que coincido al 100% con usted. Estaba pensando eso que describe usted de los carnavales cuando vi esa foto de la monja en la cabalgata que escandaliza a... ¿quién se puede escandalizar por eso? En fin, ya que estamos en la página del gran Rascaviejas, recomendaría encarecidamente la lectura del 5 de diciembre en su Almanaque de Sevilla, edición de papel, dedicado a la fiesta del Obispillo.
En cuanto a lo que dice del ínclito Zerolo, el problema es que siempre hay quien hace negocio de una reivindicación justa. Pero eso es condición humana, auqnue no para estar orgulloso.

eres_mi_cruz dijo...

en los sex-shop...
el segundo disfraz más vendido después del de enfermera con ligueros...
es el de monja con ligueros...
somos así, qué le vamos a hacer...

salvo aquel mojigato sindicalista que puso reparos a los uniformes de las enfermeras de los Pascuales...
que fueron ellas mismas las que se plantaron... con falda, delantal y cofia...
yo no recuerdo que el colectivo enfermeril se haya escandalizado por esto...
posiblemente porque como deja entrever zapateiro, se vuelve a mezclar iglesia con magnesia...
y así llevamos unas cuantas este año...

y repito que me gustaría que el ayuntamiento publicara, pues es su obligación, el desglose de conceptos en los que ha invertido nuestro dinero...
la prueba del algodón...

Anónimo dijo...

yo soy M y esta podria ser mi historia soy defensor de mi sevilla; deje estudio y ciudad por compañeros y padres, he vivido con el sueño del suicididio durante muchos años y he perdido muchos amigos que sucumbieron a su abrazo. no me gustan los desfiles de ningn tipo execto las procesiones.
muchas veces decearia no haber nacido maricon, pero saben ustedes que salgo un fin de semana me reuno con mis amigos M y el mundo por algunos dias se vuelve algo mas agradable
y ser M no es ser transexual ni terner mucha pluma

Anónimo dijo...

yo creo que sevilla ya tenia dia del orgullo y ese dia no es otro que el dia de la inmaculada, porque de un besamanos para otro te cruzabas con grupos de 2 o 3 personas y yo es el dia que mas personas de este tipo he visto por las calles de sevilla, de charla, tan naturales, sin topicos, sin sentirse marionetas, q pena que algunos solo vean a la ciudad cuando estan detras de la pancarta o cuando tienen intereses, y no se quieren enterar de la realidad de la ciudad.