12.7.08

12 JULIO. HERNANDO COLÓN


Alguien me ha contado que al pasar algunos días por el trascoro de la Catedral se podía oír un lamento, un lloro lejano. Era a los pies de la Virgen de los Remedios, cerca del retablo de mármol que no gustó a los canónigos del siglo XVII. Paseando por el lugar recordé el antiguo monumento que se montaba en aquel lugar, una máquina barroca para el Jueves Santo. Pisé muchas tumbas. Muchas menos una que estaba grabada de forma diferente. Con un marco de bronce. Más solemne. Con mucha historia. No me atrevía a pisar la tumba de Colón. Pero no se equivoquen, no era el posible Colón padre, que dice un amigo que sus restos están en las vajillas de la Cartuja. Era el Colón hijo, don Hernando Colón. Sólo entonces comprendí de dónde venían los lamentos...
Hernando Colón fue el hijo ilegítimo del descubridor de América. Nació en Córdoba en 1488, fruto de los amores del almirante con Beatriz Enríquez de Arana. Desde muy joven acompañó a su padre que le ocultó durante un tiempo la identidad de la madre. Extraña historia para todo un descubridor del Nuevo Mundo. Pero es que la figura de Hernando merece toda una biografía.
Acompañó a su padre en su cuarto viaje a América, sirviendo incluso de cronista. En una época de transición hacia los nuevos ideales del Renacimiento, Hernando fue todo un prototipo de humanista, de apasionado del saber. Erudito, viajero por América y por Europa junto a las tropas de Carlos V, científico, cortesano, historiador, cosmógrafo...pero sobre todo un amante de los libros. Hernando Colón fue quizás uno de los mayores bibliófilos de la historia. Tanto que fue el primero en llevar una colección de más de doscientos ejemplares a las Indias en cuatro históricos arcones.
Viajero incansable, buscó libros por media Europa. Un tío raro para el mundo de hoy. Una especie de Google de nuestros días. Y acumuló ediciones únicas, ejemplares dedicados, incunables y también muchos ejemplares baratos; lo que hoy llamaríamos de bolsillo. Todo ello anotado en un Registrum que servía de catálogo detallado que contaba la procedencia de las obras. Una obra de locos a comienzos del siglo XVI que llegó a contener 20000 libros. Una locura que pretendió continuar después de su muerte el día 12 de julio de 1539. Intentó controlar sus libros desde la tumba, dejando que su sobrino continuara la compra. La biblioteca pasó por San Pablo y por el cabildo Catedral y empezó a dispersarse. Tanto que se perdieron más de 10000 libros, yendo muchos a parar al Escorial. Hoy quedan unos 4000 en la llamada Biblioteca Colombina, y siguen siendo un monumento a la pasión por libros.
Sin duda la nuestra es una ciudad del olvido. Ciudad donde se comprenden los lamentos que algunas veces se oyen en el trascoro de la Catedral...

3 comentarios:

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

..la ciudad del olvido...como vd. bien escribe, sentada sobre la piedra llorosa. Ay, profesor, mi profesor.

Anónimo dijo...

-Maria Dolores, mira lo que escribe este muchacho del hijo de Colón-
-¿Qué muchacho?-
-Manuel Jesús Roldán-
-Ahh, José Manuel Roldán, a mi me gusta mucho las cosas que dice de Sevilla, se le ve cómo muy preparado ¿verdad?-
-Si, pero no se llama José Manuel, se llama Manuel Jesús-
-Sí Paco, ya sé que se llama Jesús Manuel, ¿y que se cuenta hoy?
-Pues nos habla de Hernando Colón, que fue hijo ilegítimo de Cristóbal Colón…-
Maria dolores de la Santísima Trinidad acababa de terminar de planchar tres camisas, dos pantalones, un vestido y una falda. Las cortinas las colgaba mojadas y no hacía falta plancharlas. Antes había recogido la mesa, fregado los platos, vasos, cubiertos y peroles Preparó el cafelito y unos pastelillos de hoja con miel y lo sirvió en la mesa de la salita donde su marido tampoco había parado, a saber, vio la llegada del Tour de Francia, hizo el crucigrama del ABC y se puso con el ordenador a ver sus blogs preferidos; el almanaque, natural de Sevilla, el Moe, el del rancio, la palangana mecánica, el de Alvarado, eres mi cruz, el aguao, etc, etc.

-Cómo que siempre ha habido líos y amoríos, que ya me lo decía mi madre-
-Además Loli, le gustaban mucho los libros y reunió más de ochocientos mil o algo así, pero tras su muerte empezaron a perderse, y dicen que de noche llora en el trascoro de la Catedral-
-Paco, este ayuntamiento lo pierde to, ¿no va a perder unos libros si perdió el techo ese del tenis?-
-Verdad Loli verdad, menos mal que la calle aun no se la han quitado-
-¿Cómo? ¡Que han pensado quitarle la calle a Colón con lo blanca que ha dejado siempre la ropa! ¡Hasta aquí podía llegar la broma!
Paco no le dijo nada, quedose pensando en la frágil memoria de los hombres.
Maria Dolores se fue a poner otra lavadora.

Rascaviejas dijo...

Siento ya a María Dolores como alguien de la familia...