29.8.08

30 AGOSTO. PREGONERITO


Sabía que Sevilla rimaba con maravilla y que con tres palabras, azucena, pena y Macarena podía llegar a recitar unos ripios que conmovieran a todas las vecinas del corral. Apenas andaba cuando juntó la “p” con la “a”. Su madre lo interpretó como “guapa” y de ahí a la rima fácil no había más que un paso. Y para pasos, los primeros que dio: delante de una cruz de guía siguiendo el sonido de cornetas y tambores. Creció algo en lo físico, mucho en lo sentimental y muy poco en lo mental. Una ecuación perfecta para la felicidad. Una palabra mágica que tenía un sinónimo: Semana Santa. Le gustaba anunciarla, pregonarla y, sobre todo, protagonizarla. No sabía quién era el Jano bifronte, ni falta que le hacía, pero sabía ser el principio y el fin de todas las procesiones, el alfa y el omega de cada cofradía. Y el chiquillo marchaba delante de cualquier cruz de guía, banda o procesión que se encontrara. Se sentía el centro del mundo en el centro del universo; tanto, que una rara simbiosis se formó entre él y las cofradías. El cortejo lo iniciaba el niño, luego el diputado de cruz y luego lo demás.
Pasó el tiempo que no pasa. O, al menos, no pasó para él. El niño siguió siéndolo enfundado en un característico andar y en el humo de los puros que aprendió a fumar. Aquel Pamplinas acharlotado hacía felices los nuevos niños con su sola presencia. La felicidad era él. Y vivía en el corazón de la ciudad. En plena calle Chicarreros. Allí se fundó la asociación más caritativas de la ciudad: “La Gloria de España”. Sus afiliados pagaban una real todas las semanas para costear los puros de Antoñito, el simpático repartidor de la tienda de ultramarinos. Una asociación que fue a más y que tuvo cada día más socios protectores. De un eterno niño. Del fumador de puros más empedernido. Del seguidor eterno de todas las bandas de música de Sevilla. No había procesión que se preciara que no estuviera acompañada por aquel niño de traje ancho, corbata oscura, chalequillo y puro en la mano.
Con más años entró en la Residencia de San Juan de Dios. Allí esperaba los puros habituales del mismísimo cardenal. Un niño eterno que se bebía hasta el agua de los conferenciantes. Un niño que un día de agosto de 1989 abrió su última procesión. Se llamaba Antonio Sanz Ramos. Al terminar su último itinerario le dijo a un señor con barba blanca que él era Antoñito Procesiones. No hizo falta más. Atrás quedaron los pregoncitos y los ripios de la infancia. Aquel niño mayor era el pregón en sí mismo. No hacía falta más. La ciudad lo entendió. Por eso lo despojó de cábalas y de análisis. Y lo dejó ser él. Y lo dejó vivir. Y lo dejó sentir. Y lo dejó ser feliz...
Hoy le habrían colocado un atril...

9 comentarios:

Rascaviejas dijo...

Valga la repetición por aquello de la efemérides...

Anónimo dijo...

Cuando tomen fotos de otros sitios, diganlo. Esa foto está tomada de www.antonioburgos.com

Rascaviejas dijo...

Completamente cierto. La foto aparece en la página de don Antonio Burgos, en el libro "Sevila ayer y hoy" de Nicolás Salas y en algunos otros artículos periodísticos publicados. Vayan a quien coresponda mis disculpas por no haber citado la procedencia.

Anónimo dijo...

Amigo Rascaviejas; hoy no sólo le habrían dado un atril, sino una concejalía.

Canónigo Alberico dijo...

mi querido profesor el pregonerito genial, en cuanto a lo de la foto decirle al comentarista anónimo que aunque la foto aparezca en la web de A. Burgos, si usted citara a Burgos tampoco citaría la procedencia de la foto puesto que el señor Antonio Burgos tampoco es el autor de esa foto. Este comentario estimado anónimo sin ninguna acritud eh.

Un abrazo profe.

Moe de Triana dijo...

Enorme y genial como siempre.

P.D:Al finá verá tu que la foto la he echao yo...

Canónigo Alberico dijo...

Moe dame una copia anda por fa...

Estimado maestro es la septima vez que leo esta entrada y no me cansa, espera voy a leerla la octava.....

Diego Romero dijo...

Si alguien piensa ponerle un atril, que no se le olvide el vaso de agua... por ná del mundo.

P.D. Alquilo sofases para la ampliación de la carrera oficial.
www.elsofamorado.com

PEPE LUIS TRUJILLO DEL REAL dijo...

Estimado profesor, como biznieto y nieto de uno de los habituales proveedores de habanos de "La Gloria de España", me enciendo hoy un puro a la gloria del más glorioso e inocente niño grande de Sevilla, en esta ciudad tan llena de "niños grandes" con tan poca inocencia...
Hoy tenemos otros tipos de Antoñitos, pero lastimosamente ninguno tienen la gracia inocente de ese niño grande que perdimos, como un día perdimos aquel Nazareno del Siglo o aquel Vicente con su canasto...