15.3.09

15 DE MARZO. ¿POR LA PLAZA O POR LA CATEDRAL?

¿Sólo o con leche? ¿Ración o tapa? ¿Vaso o taza? ¿Tanque o caña? ¿Natural o con hielo? Sin duda, uno de los lugares donde más se oye la disyuntiva de una elección es en un bar. Los tiempos cambian. Antes había opciones en otras cosas. Hasta en las indiscutibles. Si la hora es la misma para todo el país, Sevilla tenía su pequeña república independiente. Con hora diferente. Diez minutos de diferencia que dividían la ciudad en una nueva bipolaridad, capa ó cola, Triana o Sevilla...
Todo terminó el día 15 de marzo de 1956. El reloj de la Giralda fue adelantado diez minutos. Se igualaba por fin con el reloj del Ayuntamiento. Se acaba con una larga historia de desencuentros...
No era un reloj nuevo. Joaquín Guichot hacía referencia a su colocación en estos términos: “El 23 de enero de 1797 falleció en su convento casa Grande de San Francisco el muy diestro e ingenioso artífice mecánico fray Cordero, cuyos trabajos en hierro que tanta celebridad le dieron en Sevilla, subsisten en nuestros días para dar testimonio de su habilidad. La primera obra con que se dio a conocer fue la construcción del reloj de la torre de su convento, trabajo tan bien acabado que el cabildo eclesiástico le encomendó el que existe en la torre de la Giralda, quedando tan satisfecho de aquella obra que, entre otras gracias, le señaló una pensión vitalicia de doscientos ducados anuales para que atendiese a su conservación. La fama de fray Cordero llegó a conocimiento del gobierno, que le encargó la construcción de todos los instrumentos y máquinas para labores de la Casa de la Moneda. Finalmente, de su mano salió la magnífica reja de la capilla de San Pedro de la Catedral, cuyo cerrojo puede servir de examen a los más diestros maestros. El hierro en sus manos adquiría la blandura de la cera”.
El reloj de la Giralda se instaló el 30 de junio de 1765 y sonó por primera vez el 7 de diciembre del mismo año. El antiguo reloj de la torre pasó a la parroquia de San Marcos. Desde entonces, el reloj de Fray Cordero ha funcionado de forma exacta, siendo desmontado por única vez el año 1911 durante veinticinco días en los que fue limpiado por el relojero Torner.
Un reloj peculiar. Perfecto en sus diez minutos de retraso. Marcaba las diferencias entre la vida civil y la religiosa, entre capitulares y canónigos. Por eso era frecuente escuchar, cuando se hacía referencia a la hora, aquello de ¿Por la Plaza o por la Catedral? Una bipolaridad perdida en la ciudad. Los tiempos cambian. En todos los campos. Ya lo dice un amigo. Antes la pregunta era clara. ¿En tu casa ó en la mía? Dualidades de la ciudad. Ahora la opción puede ser mucho más complicada...
¿Por delante o por detrás?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

...o, ¿por arriba o por abajo?

(sin premio)

Anónimo dijo...

¿Con o sin?

Anónimo dijo...

Nunca me hicieron gracia estas frases que buscan la gracia fácil.

Lorenzo Blanco dijo...

Tengo un amigo tela de impuntual. Seguro que llegará tarde a su propio entierro.

Ese, ni la hora de la Catedral, ni la del Ayuntamiento ni la de Nueva York.