8.1.07

9 DE ENERO. EL GRIEGO


Andando por la calle Relator en días como hoy pensarás que hay cosas que nunca cambian. Una calle que tiene el mismo nombre desde hace siglos, el de una persona que relataba las historias de la ciudad. Y en la esquina con San Basilio recordarás un personaje olvidado. Era griego. Vivió en Sevilla hace siglos. Y dio nombre a muchas cosas...
Día 9 de enero. Corría el año del Señor de 1593. Sevilla era un centro de recepción de extranjeros: francos de Francia, placentines y genoveses italianos, alemanes del Sacro Imperio... Y en la calle Feria un griego que quiso traer a los frailes de su patria. Se llamaba Nicolao Griego Triarchi y aquel día de enero cedió sus casas de Omnium Sanctorum para edificar un convento. Sólo puso como condición que estuviera dedicado a San Basilio el Grande y que fuera enterrado en la capilla mayor. Fue el día en que los frailes basilios se asentaron en Sevilla.
El primer prior se llamaba Bernardo de la Cruz y aquel día comenzaron las obras de la que sería casa de San Basilio, unos monjes de negro y con cruces sobre el pecho que vivirían allí durante siglos. Aquel griego cumplió así una promesa que hizo cuando escuchó un escrito de aquel santo: “óyeme cristiano que no ayudas al pobre: eres un verdadero ladrón. El pan que no necesitas le pertenece al hambriento”. Hoy piensas que son palabras que nunca cambian. Y en la esquina de Relator recordarás que aquel griego dejó en su testamento el encargo de un retablo que hizo Francisco de Herrera el Viejo: San Basilio, su hermana Santa Macrina, los frailes de la orden... Algunos cuadros todavía se conservan en el Museo. Pero si recuerdas algo de los basilios, es que allí se fundó pocos años más tarde la hermandad de la Sentencia, la hermandad de la Macarena. Frailes griegos que se hacían definitivamente sevillanos. No podía ser menos en el barrio de la Feria...
Pasó el tiempo y la hermandad se fue a San Gil Pero los basilios siguieron allí durante siglos. Su casa la perdieron en el siglo XIX, en tiempo de desamortizaciones, pero aquello siguió siendo San Basilio. Lo recuerdas como almacén de madera e incluso como café cantante de dudosa reputación Ya lo decía tu abuela: “cuidado con ésa, que va al San Basilio...”
Cuando hoy pases por Relator volverás a acordarte del griego. Porque hay cosas que después de cuatro siglos si cambian. Allí ya no hay frailes pero sí un templo protestante. Si aquel griego levantara la cabeza quizás alguien hoy le recordaría a Basilio como un cantante, a Grecia como el lugar de los yogures y a un griego como algo muy diferente...

5 comentarios:

Reyes dijo...

Relator le puede sonar distinto a cada uno, al igual que Basilio, o Grecia. Particularmente a mi me suena a Macarena, a esquina Feria y a mi abuelo, que nació en esa calle.

Anónimo dijo...

Oiga señor Rascaviejas ¿lo del griego tiene algo que ver con lo del francés? ¿O con la cubana?. Que se sabe por donde se empieza pero no por dónde se acaba...

Anónimo dijo...

Vivo en una casa de la calle torres desde hace algunos años y cuando veo crecer el limonero de mi patio, que fue huerta del monasterio de San Basilio, me gusta recordar a aquellos monjes que debieron cuidar con mimo los pequeños tesoros de su huerto. El limonero es nuevo porque unos obreros torpes y brutales cortaron el centenario cuando levantaron la casa, pero al menos me consuela como testigo de los que en un lejano tiempo debieron de crecer y dar frutos y sombra en el que ahora es mi patio, recoleto y tranquilo y también afrutado.

Enrique Henares dijo...

Creía uno saberlo casi todo sobre Sevilla, pero con sus textos estoy aprendiendo muchas cosas desconocidas para mi hasta ahora.

Rascaviejas dijo...

El comentario de Francisco López es un ejempo de esa ciudad que permanece en nuestra memoria a pesar de su desaparición. Un limonero que evoca un antiguo huerto de frailes. Hermoso.