15.2.08

EL TÍO DE LA TROMPETA


- “Oye papá: ¿quién es el que va detrás del Señor con la cruz?”.
El sufrido padre sabía que había comenzado un verdadero interrogatorio que iba a poner a prueba sus conocimientos. Era un Jueves Santo que relucía más que el sol y a las puertas de la iglesia de San Andrés el sol se resistía a marcharse. Aunque angostillo no fuera exactamente la calle, la verdad es que el sitio era realmente estrecho.
- “Pues mira hijo, creo que se llamaba Simón de Cirene y ayudó al señor a llevar la cruz”.Rostro de asentimiento y una nueva duda lanzada al aire.
- “Papá ¿y las mujeres que acompañan al Señor?”. Sin duda aquello iba para largo. Interrogatorio a media tarde entre aromas del mejor incienso.
- “Pues mira hijo, eran tres mujeres llamadas María Salomé, María Cleofás y María Magdalena que...”
No pudo terminar. Nueva cuestión
- “¿Y porqué llevan el pelo cubierto?
- - “Pues mira hijo, era un signo de que estaban casadas, por eso la Magdalena lo lleva suelto, porque no estaba casada...”
- -“¿Y la mujer del trapo?
- “Le llaman la Verónica y cuenta la tradición que enjugó con un lienzo el rostro del Señor y que se quedó dibujada su cara en el trapo que tu dices...”
Para tradición la del pobre padre que veía pasar el hermoso misterio entre un examen que empezaba a cansarle más de la cuenta. Porque aquello no paró ni con la música, ni con el incienso, ni con la primera levantá...
- “Papá ¿Y el Señor que va medio desnudo? ¿Y el romano? ¿Y el de las barbas? ¿Y el de la trompeta?”.
Sudores agónicos se mezclaban por un cuello duro con aromas de incienso y con el peso de una paternidad. Por eso el argumento final fue el más lógico posible:
- “Mira hijo, esto ni es un paso ni es ná. Es un motín de mucha gente encima de una tabla. El tío medio desnudo es un personaje del circo de la feria haciendo horas extras, el romano es el Quijote del libro de tu abuela, el tío de las barbas es don Antonio, tu maestro, que no le llega el sueldo a fin de mes y el tío de la trompeta es el que toca con la cabra y la escalera en la calle Sierpes todos los domingos...” Cuentan que la respuesta se oyó hasta en la misma plaza. Seguramente la oyeron los nazarenos que iban en la presidencia. Corría el año 1907.
Al año siguiente, la hermandad del Valle prescindía definitivamente de muchas figuras de su paso de misterio...

5 comentarios:

orfila dijo...

El niño era una gotera en un "tejao" de uralita. Muy sutil la mención a la "angostura" de la calle, para nota.

Y el texto, fabuloso, como siempre.

Un abrazo.

eres_mi_cruz dijo...

ojú el niño...
cómo era el niño...

Hoy a nuestros tiernos vástagos hay que darles respuestas concluyentes, sin posibilidad de contrarréplica...

En un plano posmoderno, trasladado a los años 70, columpiándome en las cadenas de Laraña, recuerdo a mi padre...
¡Papá, papá! ese romano retorcío como una gamba ¿que es lo que está haciendo?...

Mi padre pudo haberme dado cientos de respuestas posibles...
está tocando la caña en una juerga flamenca... poniendo un tremendista par de banderillas a la remanguillé... bailando unas corraleras antiguas... marcando pantorrilla...

Pero mi padre, que nunca me decepcionaba, me respondió:
Un escorzo academicista.

¡joder!... responda usted a éso...

Enrique Henares dijo...

No hay cosa más pesá que un niño cofrade. Benditos nuestros padres que nos aguantaron y enseñaron durante esa etapa de las mil preguntas.

el aguaó dijo...

Fina ironía y delicioso final. Uno de los textos más emblemáticos que te he leído.

Genial amigo Rascaviejas.

Un abrazo.

el aguaó dijo...

Señor Falserío, esa respuesta es imposible replicarla...